La bendición de envejecer

La bendición de envejecer

La bendición de envejecer

Altagracia Suriel

El primero de octubre se celebra en el país el Día Nacional del Envejeciente, instituido mediante el artículo 44 de la Ley 352-98 sobre Protección de la Persona Envejeciente, para la promoción de actividades científicas, culturales y recreativas en todas las instituciones públicas, tendentes a dar a conocer el proceso de envejecimiento, resaltar su imagen, los derechos de la persona mayor, la importancia de ella en la sociedad y la necesidad de una actitud seria y responsable frente a su situación.

Cada vez más se hace necesario reafirmar los derechos y la protección social de los adultos mayores. Todos seremos envejecientes. Es una bendición de la que nadie podrá escapar.

Envejecer es una bendición, porque con la edad nos volvemos más sabios y ponemos la mirada en lo trascendente. Comprendemos que el amor y la familia son las principales prioridades de la vida humana y nos convertimos en fuente de alegría, especialmente para los nietos.

Las culturas que valoran los ancianos son las más desarrolladas. Ese es el caso de varios países orientales. China es la nación que más cuida a sus envejecientes.

Constantemente mejora su protección en esta etapa de la vida, porque considera que descuidarlos es una amenaza a la base espiritual de su sociedad. Sanciona incluso a los hijos que no visitan a sus padres mayores.

La tradición de protección de los ancianos de los orientales parte de la esencia espiritual del confucionismo. Confucio decía que si uno no demuestra respeto hacia los ancianos, ¿en qué se diferencia de los animales? Todos los animales cuidan de sus crías cuando las paren, sin embargo, los seres humanos tendemos a cuidar al otro siempre, hasta en su último aliento de vida.

Esto es humanidad.

República Dominicana necesita asumir mayor responsabilidad por los adultos mayores. Tolerar el maltrato contra ellos es otra mala señal de decadencia moral y ética de la sociedad. Envejecer en nuestro país tiene que ser una bendición, no una maldición.



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