Juramento hipocrático

Juramento hipocrático

Juramento hipocrático

Sí, es verdad, no soy médico, lo que soy  es sacerdote, pero lo que presencié este fin de semana no lo puedo callar y pensé inmediatamente en el famoso juramento hipocrático, tan mencionado por los médicos y los que practican las ciencias médicas.

Estaba en Santiago acompañando una familia cuya hija había tenido un accidente, la espera fue larga, pero interesante, pues hay que estar en una emergencia para poder imaginarse las cosas que pasan por allí.

En todo ese tiempo observaba y observaba, y lo que más me llamó la atención fue el caso de ese joven que llegó con la cabeza rota y en vez de atenderlo lo que le preguntaron fue: ¿tiene o no tiene seguro? No es atenderle, porque hay que salvar una vida, sino los cuartos, el seguro, ¿quién paga?

Hay otras experiencias interesantes también, pues invité a unos médicos a un operativo voluntario y fueron con mucha alegría y sirvieron con gran entusiasmo. La medicina es negocio. La salud es negocio. No importa sanar a nadie, lo que importa es sacarle dinero a la gente.

 Y aquí me acordé del juramento hipocrático: ensenándoles el arte sin cobrarles nada. Este arte será en beneficio de los enfermos. 

A nadie le daré una droga mortal, aun cuando me la solicite. Iré por el beneficio de los enfermos. Me alejaré de toda corrupción y error voluntario.

Guardaré silencio frente a todo aquello que vaya en perjuicio de los pacientes. Si cumplo este juramento y no lo quebranto  los frutos del arte y de la vida serán míos, sino que lo contrario me ocurra.



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