Joven pero Vieja

Joven pero Vieja

Joven pero Vieja

Durante décadas, distintos sectores de la vida nacional habían venido planteando la necesidad de una reforma profunda al texto constitucional vigente, que adecuara el ordenamiento jurídico de la nación, a las necesidades y aspiraciones de la Republica Dominicana de hoy.  Hace 24 años, en el 1985, el Partido Comunista del Trabajo, formuló la propuesta de una Asamblea Nacional Constituyente, como metodología para llevar a cabo esa reforma.

Posteriormente, casi todos los sectores de la sociedad, incluyendo al Partido Revolucionario Dominicano, entonces liderado por el Dr. Peña Gómez, y el de Liberación Dominicana, con el presidente Fernández a la cabeza, levantaron la bandera de la Constituyente llegando este último a plasmarla en su oferta de campaña para las elecciones del 2004.

Cada uno de esos partidos, una vez alcanzaron el poder y mayoría en el Congreso echaron en un saco roto aquella promesa. En el escenario de la emblemática Aula Magna de la UASD, el actual Presidente de la República, en el acto de apertura de la Consulta Popular que convocara para recoger la opinión de la ciudadanía con respecto a la reforma constitucional,  prometió una Constitución moderna, que fundamentaría lo que él llamó un Estado Social de Derecho.       

A juzgar por la actuación de las cúpulas partidarias y, de nuestros legisladores y legisladoras en la aprobación en segunda lectura del artículo 30, la Carta Magna que saldrá de la Asamblea Revisora será nueva de edad y moderna si alguien la nombra así, pero vieja, muy vieja y anacrónica por su  contenido.

El cálculo de la coyuntura, los intereses creados y,  la no asunción  del pueblo como constituyente primario y factor de poder, predominó en la cúpula partidaria y en nuestros congresistas a la hora aprobar la penalización del aborto, aunque este se practique para salvar  la vida de la mujer, o el embarazo a interrumpir  resulte de una violación, o  el que viole y embarace a una adolescente sea su propio padre y a pesar de que el desarrollo de esa gestación mate emocional y mentalmente a una mujer.

Se pone en relieve una vez más la pertinencia del reclamo de la Constituyente, integrada por personas representativas de los distintos sectores de la sociedad, electa sólo para la tarea de la reforma, sin los intereses creados, sin la premura y sin  los cálculos propios de una coyuntura electoral.

Parece que la tarea de lograr una Constitución realmente democrática, moderna,  que responda a las necesidades de hoy,  seguirá pendiente porque terminados los trabajos de la Asamblea Revisora, tendremos una joven, pero vieja de contenido y de visión.       

*La autora es ex presidenta de la Asociación Dominicana de Profesores y dirigente del Miuca.



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