Como sacado de una tragicomedia de bajo presupuesto, a inicios de semana Italia celebró sus elecciones legislativas, donde sus principales cabeza de partidos eran: Beppe Grillo (comediante), Pier Luigi Bersani (político), Silvio Berlusconi (empresario y ex ministro envuelto en todo tipo de escándalos) y Mario Monti (Primer Ministro saliente y tecnócrata enganchado a político).
Los resultados son casi de un empate entre Bersani y Berlusconi, donde el primero se alzó con la mayoría de la cámara baja con el 29.53% frente al 29.13% de Berlusconi, el 25.55% de Grillo y el 10.54% de Monti; En la cámara de senadores los resultados fueron el 30.66% para Berlusconi frente a 31.60% de Bersani, el 23.79% de Brillo y el 9.13% de Monti, pero gracias a las complicadas normas electorales italianas la mayoría dentro de la cámara de senadores la obtuvo el bloque de Berlusconi, donde los escaños se determinan por los resultados en cada región, resultando el equipo de Berlusconi ganador en regiones claves como Lombardía, Véneto, Campania y Sicilia. El gran perjudicado con estos resultados es la gobernabilidad, ya que para que pasen las leyes es necesaria la aprobación de ambas cámaras, permitiendo a Berlusconi cerrar el paso a cualquier proyecto de reforma de Bersani que no cuente previamente con su apoyo.
Bersani no encontró los mangos bajitos como se pensaba, no contaba con el resurgir de Il Cavaliere Silvio Berlusconi, la entrada a la política del actual Primer Ministro Mario Monti y el escándalo del banco Monte dei Paschi de Siena, entidad ligada al centroizquierdismo, del cual pertenece Pier Luigi Bersani.
El solo hecho de pensar en un posible retorno de Silvio Berlusconi a dirigir las riendas de la nación provocó un hundimiento en la bolsa de valores, desinflando la bolsa de Milán en cerca del 5%, la prima de riesgo superó los 340 puntos básicos e incluso el euro recibió su batacazo disminuyendo del 1.33 al 1.30 frente al dólar americano. Este es un claro indicativo de cómo actúan los mercados ante la pérdida de confianza.
La gran sorpresa en estas elecciones fue el altísimo posicionamiento del partido Movimiento 5 Estrellas del cómico Beppe Grillo, el cual a base del más burdo populismo hizo suyo las demandas de millones de italianos inconformes con los partidos tradicionales, diciéndoles a sus seguidores justamente lo que desean oír con tal de ganar su apoyo en las elecciones lo que se vio reflejado en las urnas.
Quedó demostrado lo pobre que es la memoria del pueblo, el hombre que en noviembre 2011 dimitió en medio de una terrible crisis económica y moral, ahora resurge cual ave fénix de sus cenizas como la segunda fuerza más votada. Al parecer no basta hacer el ridículo a nivel internacional, llevar al país a la quiebra y estar envuelto en los escándalos más oscuros. Todo indica que tenemos Berlusconi para rato penoso, pero cierto.
El futuro de Italia pende de los resultados finales de estas elecciones legislativas, ya los mercados dieron una muestra de lo que sufriría Italia si retorna al camino de la chabacanería de Silvio Berlusconi, frente al camino seguro de un Bersani respaldado por el técnico Mario Monti para seguir la senda de las reformas para salir de la crisis bajo la atención de los mercados y de la Unión Europea; recordando que lo que está en juego no es solo el porvenir económico de Italia, sino la salida de la crisis de la eurozona.
