Santo Domingo.-La inseguridad fruto de la delincuencia que en las últimas semanas se ha incrementado considerablemente, ha obligado a la ciudadanía modificar su estilo de vida con tal de evitar ser víctima de ella.

El asedio de los delincuentes, cuyos actos son cada vez más alarmantes, ha llevado el luto a muchas familias, provocando que los ciudadanos se sientan inseguros hasta en sus propios hogares.

Tal es el caso ocurrido en el sector Arroyo Hondo, donde una familia completa fue amordazada y asaltada por ladrones que penetraron a su residencia en horas de la madrugada, encerrándolos en una de las habitaciones.

sucesos

Una de las víctimas más recientes de la escalada violenta es Jacqueline de la Cruz, quien fue ultimada el lunes de un disparo por uno de dos delincuentes en la avenida V Centenario, en Villa Consuelo.

La víctima, que deja un hijo en la orfandad, había concluido su labor en una empresa de conserjería, cuando fue interceptada frente a la estación Mauricio Báez del Metro por dos hombres armados que iban a pie, los cuales le dispararon y la despojaron de su cartera y un celular.

Los restos de Jacqueline de la Cruz serán sepultados hoy en la provincia de Samaná, de donde es oriunda. Moradores en el sector de Villa Consuelo dijeron que están con el grito al cielo por los actos delictivos que ocurren a todas horas, y acusaron a los miembros de la Policía en la zona de estar en componenda con los delincuentes.

Comerciantes de la barriada han tenido que colocar hierros dentro y fuera de los establecimientos, otros se han visto obligados a cambiar sus horarios de servicio para no ser víctimas de los delincuentes.

Triste despedida

En una emotiva misa de cuerpo presente, en la parroquia El Buen Pastor, fueron despedidos ayer los restos de Delcy Miguelina Yapor Concepción, quien fue herida mortalmente por un exraso del la Fuerza Aérea que había disparado a dos delincuentes que despojaron a una mujer de una cartera en el sector Evaristo Morales.

Tristeza, dolor y muestras de solidaridad se reflejaban en los rostros de las personas que abarrotaron la iglesia, cuya misa fue oficiada por monseñor Pablo Cedano y contó con la presencia del arzobispo Metropolitano de Santo Domingo, monseñor Francisco Ozoria Acosta.

Al finalizar la eucaristía, el diácono Leandro Acosta, esposo de Delcy, pidió a la población dejar la justicia en las manos de quienes tienen ese deber.

“Cuando la justicia falla las personas quieren tomarla con sus manos, pero la muerte de mi esposa es la muestra de que esa no es la forma. Sé que la intención de esa persona era hacer justicia, pero murió un inocente”, dijo el diácono.

Acosta manifestó su esperanza de que la tragedia sirva para generar un cambio en la sociedad y pidió misericordia por el matador y consuelo a su familia.

Al salir de la parroquia, monseñor Ozoria lamentó los últimos hechos violentos ocurridos en el país, e hizo un llamado a las autoridades para que apliquen la justicia y no solo se queden en palabras.

Desconfianza e indignación en población

El experto en seguridad ciudadana Daniel Pou consideró que los niveles de indignación por los últimos hechos delictivos provocan que la población intente tomar la justicia por sus propias manos.

Pou explicó que la poca confianza que tiene la población en las autoridades, sumado a la sensación de desamparo, son los principales factores que provocan que se promueva la aplicación de justicia por manos propias.

“Este fenómeno se ha producido en otros países de Latinoamérica, donde las autoridades no demuestran tener capacidad de respuesta y para prevenir frente a determinados hecho se producen niveles de indignación bastantes altos”, dijo Pou.

Indicó que la población ve en las autoridades más que un aliado una amenaza, debido a que muchos de ellos no desempeñan de la manera más profesional su papel en la prevención y combate de la delincuencia.