Innovación farmacéutica, clave en la mejora de la salud humana

Innovación farmacéutica, clave en la mejora de la salud humana

Innovación farmacéutica, clave en la mejora de la salud humana

Agencia.-Es algo innegable. Desde los inicios de la actividad farmacéutica, a principios del siglo XIX, esta industria ha vivido una constante y rápida evolución.

Sus resultados han marcado el desarrollo de la salud y han ayudado al ser humano a vencer epidemias que se creían devastadoras, a mejorar la calidad de su salud e, incluso, a aumentar su esperanza de vida.

Esperanza de vida

Según la OMS, entre 1990 y 2009 el ser humano había aumentado su esperanza de vida en 5 años. Un dato que refleja, además del impacto de otros factores socioeconómicos, el efecto de los avances terapéuticos conseguidos hasta la fecha.

Y es que, la aportación de los medicamentos al incremento de la esperanza de vida ha sido cifrada según algunos estudios entre el 40 y el 50% del total de años de vida ganados.

Esta cifra se refiere a la totalidad de la población, pero la aportación de los medicamentos a la salud, la esperanza de vida y las vidas salvadas es, en algunas enfermedades, mucho más relevante.

La aportación de la industria farmacéutica en la lucha contra las enfermedades se observa con claridad en el caso de VIH/ sida. Desde el diagnóstico de los primeros casos en 1981, la alarma mundial desató la puesta en marcha de un engranaje investigador internacional que luchaba contrarreloj contra la que fue “la primera epidemia de la sociedad moderna”, tal y como la califica José Alcamí, coordinador de la Red de Investigación de Sida del Instituto de Salud Carlos III.

Otros casos

Pero este, aunque significativo, no es el único caso. La innovación terapéutica llega a nuestra mano en forma de productos que, incluso, previenen las enfermedades, algunas de ellas con riesgo cierto de muerte hace unos pocos años.

Es el caso de las vacunas que consiguen erradicar enfermedades mortales, como la viruela. Además, la aportación de esta industria es clave también en la lucha contra otras enfermedades que afectan a la calidad o la cantidad de vida.

Enfermedades como las neurológicas, las autoinmunes, cardiovasculares o infecciosas merecen, sin duda, un papel, digno de reconocimiento.



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