El euro está entre la espada y la pared. Las continuas malas noticias ponen en vilo la supervivencia de la moneda común, entre las especulaciones de quién podría ser el próximo estado en ser rescatado, entre los que se disputan el protagonismo: Italia y España. A esto se le suma la alta probabilidad de default de Grecia, que le echa más leña al fuego, poniendo al euro más allá del rescate y al borde del colapso.
Luego del rescate de Grecia, Italia y España han estado en el ojo del huracán, en medio de alto desempleo, exorbitante deuda pública, pérdida de confianza de los inversores y dificultad de buscar financiamiento en los mercados. Estos países representan la tercera y cuarta economía de la zona euro, acaparando la atención ante la probabilidad de caer en impago y la imposibilidad de su rescate producto de su tamaño. Y más peligroso aún es el efecto contagio que tendría sobre las demás economías euro, llevando a más quiebras y volcando al mundo en una segunda recesión aún más profunda.
Mientras tanto la crisis política se ha agudizado en ambas naciones. En el caso español las manifestaciones de los indignados han llevado a que el ejecutivo adelante las elecciones, dándole cierto respiro a la difícil situación, sumiendo al país en una esperanza que tal vez nunca llegue por parte de Rajoy y del Partido Popular. El caso de Italia es casi novelesco, las juergas y orgias del primer ministro Silvio Berlusconi dan para hacer la trama de más de una novela, mientras el país está envuelto en una frágil coalición política, divergencias dentro del parlamento y una entredicha decisión del gobierno de hacer frente a la crisis.
Para contrarrestar esta ola especulativa en contra estos dos colosos, el Fondo Monetario Internacional ya ha discutido la posibilidad de crear un vehículo especial para comprar deuda española e italiana en el mercado primario y en el secundario. Esto demuestra el compromiso de estos organismos supranacionales para con la estabilidad de la zona euro, principalmente aupando las economías en dificultades. Con esto se le daría un respiro en el corto plazo a estas economías, pero no resolvería la raíz del problema.
El difícil panorama actual nos deja con varias incertidumbres, ¿Estamos ante el inicio de una década perdida, como paso en Japón?, ¿Se podría arreciar aún más la crisis financiera?, o ¿Estamos ante la segunda versión de la gran depresión del 1930, con inflación, desempleo, quiebre de empresas y crisis política?, los tiempos venideros son difíciles; y lo más preocupante de todo, es que mientras la economía mundial pende de un hilo, con una ola de indignados que van desde Madrid hasta Wall Street, en República Dominicana estamos quitados de bulla, donde la novela de Venya Carolina sigue acaparando portadas, en vez de buscarle soluciones a los problemas que nos aquejan.
