Hoy solo quiero cosas simples

Hoy solo quiero cosas simples

Hoy solo quiero cosas simples

Rafael Ramírez Ferreira

Hoy solo quiero cosas simples

Quizás solo una absurda catarsis

Porque… “Con el tú de mi corazón no te aludo,

Compañera: ese tu soy yo”

 

La tarde más se oscurece;

Y el camino que serpea

Y débilmente blanquea,

Se enturbia y desaparece.

A.Machado

Quiero y  me gusta la paz y hoy estoy en esa tónica, muy a pesar de que por igual, si el guerrear me conduce a la tranquilidad que deseo, aun fracase en la misión, igual me vale aunque esto parezca una perogrullada. Es un día para buscar refugio en algunas poesías, pero no de esas que al parecer sus versos son creados y editados por una computadora, sino aquella escrita por una pluma movida por esas fibras nerviosas capaces de imprimir en el papel lo que hoy se consideran como cursilerías o vacuos sentimientos desfasados.

Hoy me encuentro en ese estado de querer estar bajo la sombra de un guayabal, escuchando el agónico discurrir  de un rio hacia su predestinado destino de perderse en el inmenso mar. Quisiera en ese momento quizás poder estar escuchando a Vivaldi y sus cuatro estaciones. Quisiera algo así como perderme contigo en medio de la multitud insensible, ser la envidia de aquellos que se sienten bien y no pueden comprender el por qué.

Quisiera no encontrarme hoy con un imprevisto muro que me cierre el camino y me haga volver a la cruda realidad de este diario vivir y no me permita continuar soñando con este querer ser, y me condene a continuar en estas sórdidas cavernas de un desgraciado y oscuro laberinto, al cual hemos sido condenados a vivir por una claque política endemoniadamente ambiciosa, corrupta, indolente y soez que ha llegado al punto de esclavizarnos en una inmoral y degradante “dictadura democrática”.

Quisiera que mi pensamiento no pudiera ser desviado hacia la cruda realidad de ver acomplejados “lideres” medio caídos, derrumbados de los tronos que solo ellos podíanacariciar, pero que fueron tumbados por los mismos que edificaron ese trono sobre arena y que hoy, esos mismos “Reyes”, de manera “incomprensible” para ellos, no se pavonean entre los intrincados pasillos de un escandaloso Palacio y han quedados desnudos de todo principio moral o ético, y solo visten desvergüenza, atesorando dinero… ¡Un gran paquete de sucio dinero! Y cero dignidad.

Pero, no voy a permitir que me distraigan hoy en bajezas, mejor me pongo a parodiar y digo que “en estos días busco amor. Pensar en cosas que me hagan reír, porque me sobran rimas al dolor. Por eso hoy solo busco, si, solo busco invertir tiempo en mis rimas… ¡pa’seducir!

Si,  prefiero decir como Antonio Machado, que el adjetivo y el nombre “remanso del agua limpia, son accidentes del verbo”.Porque pienso que el buen sentir nunca se podrá encerrar en rimas o en prosas por más bien confeccionadas que sean sino son escritas con el alma en los dedos y la gota de una sentimental lagrima que diluya la tinta en la sutil aroma que se desprende solo de los buenos sentimientos plasmados en una simple hoja de papel.

Los frívolos, son incapaces de sentir nostalgia, porque sus sentimientos están supeditados a ser expresados en números, en intereses absurdos que le corroen el alma y le convierten el corazón en piedra, sin espacio ni pasaje alguno por el cual puedan penetrar y anidarse en ellos las nobles aptitudes que solo las personas integras pueden percibir, crear y disfrutar.

Por eso pienso, que la belleza y el querer son imposibles de cuantificar tanto en la tenencia como en la perdida. Después de esto, todo lo demás es lo de menos, porque lo demás es solo eso, lo demás.

Oh, mi Dios, si hoy tú pudieras darme la potestad de hacer una catarsis en estos momentos a todas las lacras que nos tiranizan, de seguro sería el mejor de los días, de todos los días que me queden por vivir. Poder hacer esa purificación mental y espiritual que les haga comprender que más que la belleza del poder y del dinero, también existen bellezas que nos hacen elevar el espíritu hasta el infinito, como esa de poder decir: “Anoche cuando dormía/ soñé, ¡bendita ilusión!/ que una colmena tenia dentro de mi corazón; y las doradas abejas/ iban fabricando en el/ con las amarguras viejas, / blanca cera y dulce miel”. ¡Si señor!