Hoy escribo, sin inspiración alguna,aunque, con la verdad en ristre

Hoy escribo, sin inspiración alguna,aunque, con la verdad en ristre

Hoy escribo, sin inspiración alguna,aunque, con la verdad en ristre

Porque…”Evita los amigos-protectores ricos y

necios… harán lo indecible, para convertirte

en su amanuense o lacayo”.

“Solo hay dos cosas infinitas

en el mundo: el universo y la

estupidez humana”.

A. Einstein.-

         Sin inspiración alguna y con la esperanza de que la misma diga presente en cualquier momento, pues cuento con el deseo de poder plasmar en negro y blanco, parte de las tantas cosas que colman nuestro sentir. Y, como se dice que siempre que algo incluye más de  otra cosa, no altera el concepto de realidad, continuaremos esta incierta vereda, hasta que visualicemos “el camino real”, que nada tiene que ver con el mismo título del primer libro de cuentos de don Juan Bosch. Todo esto, aunque nuestro vivir y sentir estén como escribió Alfonsina Storni, que “mi alma es toda fantástica, viajera, y la envuelve una nube de locura ligera cuando la luna nueva sube al cielo azulino”.

         Claro, todo esto, si es que algún día y momento, ese camino se puede hacer realidad en este país. Mientras tanto, me importa un bledo el parecer y decir de aquellos que solo buscan prebendas detrás de los políticos. Porque, en cuanto a mí, no soy borrego, ni tengo líder que pueda ponerme un narigón para dirigirme cual si fuese una bestia sin razonamiento alguno.

         En tanto, hoy, mientras aparece “ese que ha de llegar”, digo y hago lo que considero sea lo correcto, y deambulo por el camino que quiera, canturreando o gritando lo que me venga en ganas y no por la ruta que se le antoje y diga el supuesto o real amo.

         Después de cada elección la situación que se presenta es un proemio conocido por todos. Podríamos decir, que la política es como “el saber disparar a tiempo”. Principalmente, para los ingenuos que se dejan manipular, creando falsas ilusiones por pertenecer a la facción de un partido que se supone ganará, iniciándose un peligroso juego, caro y arriesgado, muy parecido al juego de la ruleta rusa. Esto así, porque aún ganando, el partido debe tener la suerte de pertenecer a la facción triunfante. Hasta podríamos decir, a uno de los tantos pedazos, tendencias, bloques o parcelas de poder, que anidan en los partidos y hasta en las entelequias que se hacen llamar partidos políticos.

         Pero, y ahí está el peligro, es cuando comienza a darle la primera vuelta al tambor del revólver y tratar de salir vivo de las elecciones, para luego, la segunda vuelta al tambor y el posible fatal encuentro con el azar, y el peligro de quedarse sin nada por no pertenecer a la parcela ganadora, quedándose sin pito y sin flauta del botín que representa el Estado.

         Lamentablemente esa es la política en este país. Cada quien busca su bienestar personal sin pensar un ápice en las instituciones de la nación. Pero, muy a pesar, como ya hemos dicho, de que ya el tremendum y el fascinosum se han vuelto soportables entre nosotros los dominicanos, reitero, que sería más redituable, romper los paradigmas que nos persiguen como sombras, representados por los mismos personajes de siempre. Por aquellos, que desde que la era, era, era, han estado incidiendo en el quehacer nacional, sin permitir que muera la figura del tirano y del otro, cuyo nombre me niego a pronunciar, contaminando y manteniendo vivos y en vigencia, los métodos y accionar del perínclito y su heredero, y lo que este último  nos dejó como herencia, una corporación electorera, que ha salido más cara, mil veces más cara, corrupta e ineficiente, que los famosos parqueos aquellos. No J…¡Sí, señor!



Etiquetas