Santo Domingo.-Celebramos hoy el día del Psicólogo dominicano, por ser el 6 de abril de 1975 cuando fue fundada la Asociación Dominicana de Psicología (ADOPSI), que pasó a ser el Colegio Dominicano de Psicólogos (CODOPSI), en virtud de la ley 22-01 en febrero del 2001.
El profesional de la Psicología se dedica al estudio del comportamiento humano. Todo lo que tiene que ver con la persona, su intimidad y conducta, es objeto de la Psicología.
«La Psicología es vocación de servicio y capacidad de entrega, lo que se hace sin amor los resultados no son óptimos. Tanto en la Psicología Clínica como en la Escolar, es necesario que el Psicólogo tenga empatía a nivel clínico con su paciente y nivel escolar con sus alumnos, porque de no existir esa confianza o esa credibilidad pues no sería prudente que se lleven a cabo los resultados por el cual se lucha», añadió Indhira Aquino, Psicóloga clínica y escolar.
La formación profesional en Psicología había empezado en República Dominicana algunos años atrás, en 1967, cuando, de modo casi simultáneo, la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) y la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (UNPHU), crearon sendos departamentos de psicología, dentro del ambiente de apertura y crecimiento del sistema educativo superior de este país, posterior al fin de la dictadura de Trujillo.
Con anterioridad a estos procesos de institucionalización, durante la década de los años 40, los temas psicológicos empezaron a ser abordados dentro de cursos dictados en la Facultad de Filosofía de la Universidad de Santo Domingo, con temas como Psicología General, Anormal, Aplicada y Educativa.
En 1953, se realizó del Primer Congreso Interamericano de Psicología, celebrado en Santo Domingo. No obstante no existía por entonces mayor tradición psicológica en el país, ni una comunidad profesional o académica. Fue el gobierno de entonces el único interesado en auspiciar tal iniciativa, que ya había sido rechazada por la Secretaría de Educación Pública de México y por la UNESCO.
El proceso de negociación conducente a este patrocinio, así como los intereses implicados en el mismo por el gobierno que encabezaba Rafael Leónidas Trujillo por interpuesta persona, resultan aspectos de interés para la investigación histórica, no sólo de República Dominicana, sino de toda Iberoamérica.
