Honor a quien honor merece

Honor a quien honor merece

Honor a quien honor merece

Hace aproximadamente un año fui invitada a una reunión que se celebró en la Escuela de Arte Dramático de Bellas Artes con los padres y madres de los alumnos de primer año de teatro.

Conocí al director, el doctor Radhamés Polanco, quien con palabras sencillas explicaba la importancia de la carrera de teatro, el compromiso que debían asumir los estudiantes y el deber de los padres en apoyo de la decisión de los futuros profesionales del arte dramático de la República Dominicana.

Sirvan estas palabras para agradecer la gran acogida que ha tenido mi hija Génesis y todos los jóvenes dominicanos con sensibilidad y talento, logrando desarrollar toda su capacidad en el área que más les conviene la cual no sería posible sin ese equipo de maestros, y a tiempo completo, con una capacidad de enseñar merece respeto y un trabajo realizado que no tiene precio.

Es para mí un gran placer ir a la escuela y visitar los amplios salones vacíos, solo seis alumnos sentados en el piso, y en esos pocos se puede apreciar un lugar muy lleno (lleno) de esperanza, compañerismo, entusiasmo y entrega pero, sobre todo pasión por lo que hacen. A veces la angustia los agobia porque el maestro ha observado que pueden ser mejores y les exige un mayor esfuerzo hasta lograr que ellos no tengan tiempo para pensar en otra cosa que no sea hacerlo bien.

Más que dar gracias quiero felicitar a ese equipo de gran valor profesional y humano por su entrega y dedicación. Es un placer conocerlos pero, es de gran tranquilidad saber que nuestros hijos cuentan con una educación con calidad de manos de hombres y mujeres comprometidos con el desarrollo de su carrera (arte dramático).

Felicidades a Radhamés Polanco, Soraya Guillen, Servio Uribe, William Mejía, Miguel Ramírez, Ana Javier y Richardson Díaz, ustedes hacen la diferencia.



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