Las autoridades dominicanas trabajan celosamente en la seguridad vial, con un personal numerario, pero solo se hace en periodos muy específicos.

Una vez salimos del feriado de Semana Santa y la Navidad todo ese cuerpo de prevención se desarticula y las calles y carreteras vuelven a ser territorio de nadie. Momento en que ocurren accidentes lamentables, como el pasado fin de semana en la carretera Azua-Barahona.

En el pasado reciente era de rigor que las empresas transportistas realizaran pruebas y exámenes a su personal, con el propósito de depurar a los empleados que arrojaran resultados poco confiables. Habrá que volver a imponer esas pruebas preventivas.

En el caso de marras, y de acuerdo a los informes disponibles, el chofer de la patana conducía bajo los efectos del alcohol.

Hay vidas perdidas, habrá sanciones al culpable, pero lo grave está en que ese hecho podrá repetirse en otra oportunidad, ya que no contamos con un servicio preventivo eficaz.

Este hecho, y lamentamos que sea así, debe ser el punto que nos lleve a la reflexión para imponer en las carreteras todos los correctivos de lugar.