Hay atletas súper estrellas en cualquier actividad, que se “apagan” , en la casi totalidad de los casos, como efecto directo de la edad.

Ese fenómeno es normal, debido al esfuerzo extraordinario que hay que ejecutar en los aspectos físico y mental.
Por ello, no es de extrañar que en su gran mayoría, cuando se acercan a los 40 años de edad, si todavía están activos y si ya no son piezas de cierto valor para ese deporte, se piensa seriamente en el retiro, aunque todavía su producción no haya mermado de un todo.

Los casos de David Ortiz y Kobe Bryant son los mejores ejemplos de atletas que todavía pueden ser productivos, pero saben, porque ahí están las estadísticas, que no son ni la sombra de sus años de gloria, por lo que la decisión del retiro es inteligente.

Es penoso y deprimente ver a atletas que descollaron insistir en seguir activos a troche y moche, para ser el hazmerreír hasta de sus más fervientes seguidores.

Hay casos que quizás ameritan dilatar el retiro, en especial si se está cerca de la frontera de implantar récords, pero en términos generales, es inteligente colgar los guantes cuando ya los aportes son exiguos.