Haití y yo

Haití y yo

Haití y yo

Frente a las tantas opiniones vertidas en torno a la problemática entre ambos países que compartimos la isla de Quisqueya, me planteo la interrogante sobre el destino final de tantas mentes preclaras del Haití de hace menos de 200 años.

Luego de una profunda introspección en torno a esta cuestión basada en mis traducciones para la Sociedad Dominicana de Bibliófilos hace unos 30 años, cito la obra titulada “La nación haitiana”, escrita por el historiador del mismo país, Dantès Bellegarde en 1936 y más adelante, mi fallido intento de llevar al español una obra monumental de ÉlieMoreau de St.-Méry (1750-1819), abogado y Miembro del Consejo Superior de St. Domingue, bajo el extenso y evocador título de “Description topographique, physique, civile, politique et historique de la partie française de Saint-Domingue”. 

Debo aclarar que me sentí impotente, al igual que otros colegas traductores, al enfrentarme con un profuso vocabulario describiendo la naturaleza: hierbas de toda índole, múltiples nombres de insectos y animales tropicales; las costumbres, los parajes más recónditos, así como el origen y resultado del mestizaje entre blancos y negros; los primeros, de muchas naciones europeas (ingleses, holandeses, franceses, quienes en la persona de bucaneros, filibusteros y piratas merodeaban las costas de la “Isla Grande” durante el siglo XVII.

Mas habiendo logrado los franceses apropiarse de la parte occidental de la isla ante la mirada indiferente de los gobernadores españoles de la parte oriental, ésta fue concedida legalmente a Francia, mediante el Tratado de Basilea, firmado entre España y Francia, el 22 de julio de 1795) y reanudando mi relato, los segundos eran oriundos de diversas tribus africanas con su respectiva cultura y profusión de dialectos, aun existentes.

Todo minuciosamente dellatado en una profusa clasificación del fruto del mestizaje de razas diferentes.

El autor prosigue narrando las consecuencias de la abominable esclavitud impuesta a los negros por sus amos franceses; y nos ofrece también una apología de las múltiples bondades de aquel ahora inexistente país debidas a la abundancia fecunda de sus recursos naturales y de las costumbres de los habitantes de aquella tierra pródiga llamada Haití.

¿Pero cuándo y hacia dónde se ha esfumado toda esa prodigalidad? Antes de atreverme a opinar, me aseguré de analizar las respetadas palabras del antropólogo e investigador “in situ” sobre nuestros vecinos próximos, quien concluyó con una enigmática interrogante sin respuesta a la solución de nuestras relaciones bilaterales, durante una muy profunda y sabia intervención televisada.

En lo que a mí concierne, me adelanto humildemente a señalar que ante la evidente degradación no sólo de su suelo, donde no crecen ni siquiera las malas hierbas, sino también por la miseria absoluta de su gente, atraída a nuestro país por la libertad en que deambulan por las calles y porque ningún otro los aceptaría debido a un atraso endémico causado por el desdén histórico de sus “gobernantes”, consecuentemente funestas tanto para sus habitantes como para la República Dominicana.

Por consiguiente, pienso que las mentes de los políticos haitianos muestran actitudes torcidas, incoherentes, irracionales, por demás unidas a unas creencias mágico-religiosas (vudú) evidenciadas en sus burladas relaciones diplomáticas y sus mentiras hiperbolizadas en contra de los dominicanos.

Pienso pues, que son ellos la resultante de lo antes expuesto y que los ha metamorfoseado en seres humanos que nadie logra comprender.

Los antiguos esclavos africanos lograron su conocida libertad en 1804, y luego trataron de imitar la vieja idiosincrasia francesa convirtiéndola en una burda tragicomedia de aquellos despóticos desmanes.

Basta con describir la corte burlesca de “Su majestad el Rey Henri Christophe”, quien se hizo construir un suntuoso palacio conocido como La Citadelle de la Ferrière, en la Ciudad del Cabo; al cruento Jean-Jacques Dessalines y a Toussaintl’Ouverture, único que podría haber salvado lo que antes fue.

Por lo demás, con ellos no puede haber diálogo posible, destruyen nuestros productos agrícolas, mienten sobre las repatriaciones y nada basta para lograr un entendimiento posible.

Finalmente y con una elecciones por delante, sin saber qué hacer ni cómo ocultar sus falaces propósitos e incapacidad para seguir gobernando a ese desafortunado pueblo, sus actuales dirigentes, encabezados por una marioneta de nombre “Martillo bailarin”; perdón “Michel Martelly”,quienes nuevamente mienten e imploran a potencias extranjeras una renovada y funesta intervención, la cual jamás podríamos permitir.



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