Hablemos de la Punta Catalina

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German Marte

Un juez envió a la cárcel a 8 de los 14 (presuntos) sobornados por Odebrecht; y esa decisión es sin duda una victoria de la sociedad.

Parcial, pero un triunfo al fin. Es ante todo un triunfo de los miles de personas que han apoyado activa o pasivamente la Marcha Verde.

Pero ojo, ganar una batalla no es lo mismo que ganar una guerra. Este es apenas el primer round de una batalla moral y jurídica que puede ser larga, mas no deja de ser un hito que marca un antes y un después en la lucha contra la impunidad. ¡Al fin están cayendo pejes gordos!

Particularmente, creo que en el expediente de los sobornos falta más gente que las que incluyó la Procuraduría. Puede, incluso, que ahí no estén varios de los principales responsables de este fraude colosal.

Temístocles Montás, en su momento, hizo una confesión altamente comprometedora, cuando reconoció que recibió dinero de Ángel Rondón, el “lobista” de Odebrecht, y que esos recursos fueron usados no en su beneficio personal, sino para cubrir parte de la campaña del PLD en 2008 (Leonel Fernández), 2012 (Danilo Medina) y 2016 (reelección de Danilo Medina).

O sea, Temo recibía “donaciones” de Rondón y este, a quien se conoce como “el hombre del maletín”, era pagado por Odebrecht. ¿Hace falta más? Sí. Hace falta escuchar a los otros beneficiarios de tales donaciones “rondonianas” y/o “odebrechtianas”. Ahí tiene la Procuraduría una tarea pendiente.

El periódico EL DÍA y periodistas como Juan Bolívar Díaz han documentado bastante bien que la mayor parte de los US$92 millones enviados por Odebrecht a Rondón para el pago de sobornos se hizo entre 2008 y 2015.

Coincidencialmente, en ese mismo período se aprobaron 10 de los 17 contratos adjudicados a la constructora brasileña por un monto superior a los US$4,364 millones. Y es aquí donde la puerca tuerce el rabo, o mejor dicho, donde doña Catalina deja ver la punta de un negocio muy turbio.

En efecto, las construcción de las dos plantas de carbón, construidas en terrenos “prestados” y que según el buen juicio debieron ser diseñadas para operar con gas natural y no con carbón, fueron adjudicadas precisamente a Odebrecht, a pesar de que otra empresa ofrecía hacer lo mismo a mitad de precio.

¿A quién se le ocurrió este negocio de capaperros?, o ¿es que aquí se hizo el negocio del siglo? ¿Quiénes fueron los beneficiarios de este flagrante delito?

La Procuraduría ha dicho que en los 17 contratos (incluidos el de Punta Catalina) otorgados a Odebrecht hubo sobornos.

Así es que, terminado el primer capítulo de la novela Odebrecht, es tiempo ya de que hablemos seriamente de las plantas de carbón.



German Marte

Editor www.eldia.com.do

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