¿Ha Cambiado el FMI?

¿Ha Cambiado el FMI?

¿Ha Cambiado el FMI?

Tradicionalmente, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acude a los países que tienen déficits crónicos en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Casi siempre estos déficits en la cuenta corriente han estado asociados a grandes déficit fiscales. Cuando esto ocurre los países acuden al financiamiento que otorga el FMI, siempre y cuando firmen determinados acuerdos que conlleven ajustes a sus economías.

Las políticas de ajustes llevada a cabo en los programas del FMI son de carácter ortodoxo, casi siempre implican una reducción drástica en la demanda agregada, aumento de tarifas a los servicios públicos, aumentos de precios de bienes-salarios (básicamente alimentos), aumentos en las tasas de interés, entre otros ajustes.

Todo con la intención de reducir el déficit fiscal y en consecuencia de ajustar el nivel de producción con la demanda interna (consumo, inversión, gasto público) y producir un equilibrio en la cuenta corriente de la balanza de pagos.

Sin embargo, todo parece indicar que esa rigurosidad en la aplicación de políticas de ajuste ortodoxas, por lo menos en esta coyuntura de crisis, recesión y desempleo que afecta a las principales economía del mundo, se han flexibilizado.

Por ejemplo, entre las lecciones a extraer de la crisis que comenzó en junio de 2007 quizás una de las más importantes sea el reconocimiento del grado de interdependencia al que han llegado las economías tras años de integración económica, financiera y comercial global.  

Esto ha hecho que el FMI se haya revitalizado en su función esencial como mecanismo de resolución de crisis de pagos, probando en ese período su eficacia y su utilidad al servicio de la comunidad internacional como “banquero de bancos centrales”; pero también, el estallido y la extensión de la crisis financiera internacional han expuesto la ineficacia de su labor supervisora internacional.

Creo, a diferencias de muchos, que en el Fondo Monetario Internacional (FMI) no ha habido un cambio estructural en su visión y políticas de ajustes. Ha sido la coyuntura recesiva internacional lo que han llevado a flexibilizar sus políticas.

No hay que olvidar que el FMI es una institución que forma parte de un “Orden Económico Internacional” controlado por las principales economías desarrolladas, en especial los Estados Unidos y Europa, por lo que ante la crisis económica que sufren esas economías, necesariamente había que flexibilizar sus políticas para tratar de reanimar la economía mundial.

No obstante, creo que con la experiencia de la crisis financiera internacional, el FMI debe de ser reformado considerando tres (3) elementos básicos:

1)-.Que actúe como un prestamista de última instancia o “Banco de Bancos Centrales” en los momentos de crisis como lo ha hecho con la crisis actual;

2)-.Que mejore sus mecanismos y capacidades de supervisión e intervención financiera para todos los países, en especial para los más desarrollados que fue donde se originó la crisis financiera internacional y;

3)-. Que permita una mayor participación en sus decisiones a los países en desarrollo. El contexto actual no es el del año 1945 cuando se crearon la mayoría de las instituciones de orden económico mundial, donde los Estados Unidos de América era la única potencia. Hoy emerge China como la segunda economía; Brasil surge como una potencia emergente, igualmente que la India, Rusia o como le han llamado los “BRICH”.

En conclusión, parece imprescindible una reforma al Fondo Monetario Internacional (FMI), en especial, en lo que tiene que ver con la supervisión del sistema financiero internacional.

Todo es necesario, si queremos dotarnos de un sistema que sirva al proceso de reasignación de recursos y a un crecimiento económico sostenible, minimizando las probabilidades de crisis.

Esto es perfectamente compatible con una revisión a fondo de los marcos de política monetaria y fiscal, para incluir eficazmente la inflación de activos y la evolución de crédito, junto a la interrelación entre políticas monetarias y financieras internacionales, en las funciones de decisión.

 

*Antonio Ciriaco Cruz es director del Instituto de Investigaciones Económicas (INISE) de la Facultad de Economía de la UASD



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