Gloria eterna a los restauradores

En principio la República Dominicana y Haití eran un territorio insular íntegro, y que hallaron los españoles, en 1492, habitado por indígenas y dividido en cinco cacicazgos.

No vamos a detenernos en las vicisitudes que vivieron los colonos de la parte española. Así que llegamos a 1844 con la declaración de independencia de la República, con un escudo de armas cuyas palabras sacramentales: Dios, Patria y Libertad, se las debemos a nuestro libertador: Juan Pablo Duarte.

Volvimos, con el paso de algunos años, a convertirnos en colonia española. Con la anexión del país. Hecho que corresponde a la gestión de Pedro Santana, a quien España, terminó confiriéndole el título de Marqués de las Carreras, en honor a una batalla heroica librada por él.

Hoy conmemoramos el 155 aniversario de la Restauración.

Así se le llamó al movimiento nacionalista que devolvió, a República Dominicana, con guerras, muertes y sangre su condición de nación libre.

La fecha es idónea para rendir tributo a esos hombres de pensamiento y acción bélica que desde 1863 hasta 1865 hicieron la guerra contra España.

Entre ellos a Gregorio Luperón, Benigno Filomeno Rojas, Gaspar Polanco, Benito Monción, Pedro Francisco Bonó, José María Cabral, Máximo Grullón, Ulises Francisco Espaillat, Pedro Antonio Pimentel y Santiago Rodríguez. Con ellos, gloria eterna, además, a esos restauradores anónimos, que ofrendaron sus vidas en el campo de batalla para que hoy seamos un país independiente.