Gestión vial no es solo transporte

Gestión vial no es solo transporte

Gestión vial no es solo transporte

La República Dominicana cuenta con un parque vehicular de 4,097,338 unidades; con el 41% concentrado en la zona metropolitana o en  el Gran Santo Domingo, por lo que  movilizarse por sus calles constituye una odisea. En la última década,  ante la mirada indiferente de todas las autoridades  los problemas de tránsito y movilidad urbana han incrementado su ritmo de deterioro, a pesar de que hace más de un año fue aprobada la ley 163-17, mediante la cual se creo el INTRAN.

Contrario a lo que se vende,  el problema no es originado únicamente por el tamaño del parque vehicular, engrosado (a una tasa de crecimiento promedio anual de 5%) por la necesidad de dar salida individual al desplazamiento de las familias. Para entender y solucionar este caos hay que hacer una mirada más integral, puesto que se trata de una hidra de múltiple cabezas, alimentada por  comercios (colmadones, talleres de mecánica, tiendas, etc.) empresas privadas, oficinas publicas, centros educativos, conductores de vehículos privados, vendedores de autos, transportistas, vendedores informales, que se toman total o parcialmente las aceras, las calles, conducen en contra vía, se estacionan en la misma esquina, hacen doble filas las  calles, y nadie dice nada.

Parece un caos institucionalizado, permitido por las autoridades con algún propósito, es lo que se nos ocurre pensar, porque la antigua AMET, ha sido concentrada en los principales corredores, y aun allí, frente a sus ojos, se ve reinar el desorden. Sin nadie a quién acudir, sin nadie que intervenga, ahogados por la desesperación y la impotencia, los conflictos en las calles se ven aumentando, casi todas las mañanas, te puedes encontrar con conductores peleándose, porque alguien sencillamente esta obstruyendo la vía pública; incluso los asesinatos recientes por pugnas originadas por la falta de parqueos, puede ser entendido como parte de este problema, el nivel de irritación e impotencia es tan grande, que provoca estas  reacciones bestiales.

La anunciada ley, cuya entrada en vigencia pondría a todos los conductores en cintura, con sanciones drástica por violación a las leyes de transito, y que generó tanto entusiasmo y esperanza, hasta el nivel de que cientos de conductores se hicieron con botiquín, triangulo, extintores, etc.,  se ha quedado estancada, peor aún, el momento de entrada en vigencia de la ley, ha servido como punto de inflexión en la agudización del caos vial; repetimos como si, fuera algo planificado.

Los grandes proyectos del INTRAN, se han tragado las cosas simples que deben hacerse. Ni Ayuntamiento, ni INTRAN, ni AMET, ni nadie, las calles son territorio del más guapo. La critica del INTRAN y el sector oficial solo se orientan al sector transporte, responsabilizándolo del caos, y planteando como salida un mega proyecto de modernización del sistema mediante la compra de miles de unidades, construcción de teleféricos, más elevados, pero no se es capaz de solucionar las cosas simples: señalización y vigilancia para el complimiento de las leyes de transito; por ejemplo una simple medida de zonificación de las zonas de parqueo en las vías, resolvería muchas cosas.

Reiteramos, que la intervención de la ciudad debe ser integral, si queremos parar el caos, la contribución del transporte público (que se concentra en unos cuantos puntos de la ciudad) no es más importante como el que generan los colegios, las oficinas públicas y privadas, los dealers, colmadones, talleres, vendedores informales, etc. Lamentablemente, parece que el INTRAN tiene una mirada parcial y sesgada sobre la situación, quizás su único interés es hacer el mismo negocio que han hecho todos los gobiernos, proponer una solución al sector transporte, centrada en  compras públicas.

*Profesor de la Escuela de Economía Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).



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