Ganar y perder

Ganar y perder

Ganar y perder

A la hora de escribirse este editorial, en horas de la noche de ayer domingo, el día había transcurrido normalmente.

Esto no tendría nada de extraordinario, a no ser por el contraste que la mentada situación presenta con fechas pasadas en las cuales, al celebrarse consultas electorales, tenían lugar desórdenes mayúsculos que rayaban en el salvajismo y dejaban al descubierto la inmadurez política de nuestro pueblo.

La convención del Partido Revolucionario Moderno celebrada ayer para escoger a su candidato presidencial para el cuatrienio 2016-2020 discurrió sin mayores disturbios en todo el país.

Lo mismo puede decirse de las elecciones internas que previamente han celebrado otros partidos.

Independientemente, pues, de que los resultados de estas y aquellas consultas electorales sean o no del agrado particular de cada uno, causa satisfacción el hecho de que, en términos generales, las jornadas se desarrollaron civilizadamente en orden, como debe ser.

Estamos aprendiendo a perder y a ganar, y ello debe ser motivo de orgullo. Ojalá que no lo dañemos en el camino.



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