Uno de los muchos nietos de Trujillo dizque quiere ser presidente. Si tuviese al menos un 5% del talento de su abuelo, habría que preocuparse, pues no sólo habría heredado esa sino quizás también otras características del dictador.

Ladrón y asesino, Trujillo comoquiera fue un formidable político y estadista. Pero nada que temer, pueblo, ¡tranquilos! A este Trujillito debemos hacerle el mismo caso que a otro político, el niño Abú Naba’a, por igual criado con privilegios inimaginables por el dominicano común.

Prohibirle a cualquier dominicano que aspire a cargos electivos sólo porque su abuelo fue un pillo abusador y criminal es inconstitucional, no importa cuánto diga la famosa ley anti-trujillista que estuvo muy justificada hace medio siglo.

La idea de que un hijo de Angelita sea presidente es ridícula no porque su abuelo fuera quien fue, sino porque Trujillito carece del más mínimo carisma o talento para ser tomado en serio.

Como dijo don Hipólito, derechos tiene; pero idiotas quienes en serio le hagan caso. Con tantas cananas reales, ¡cuánto gadejo!