Fidel Castro en tres etapas

Fidel Castro en tres etapas

Fidel Castro en tres etapas

Wilfredo Mora

Todos nos sentimos perturbados por la noticia de la muerte del comandante y auténtico líder de la revolución cubana, Fidel Castro.

Las cadenas de noticias estadounidenses, en especial CNN, compiten en recordarnos su figura, como un sujeto de poder y de antipoder, según el dilema de las historias vividas por ellos. Pero, en realidad, las etapas del comandante fueron otras.

Me siento perturbado porque –hace alrededor de una década me había propuesto en un diario íntimo que perdí–, tenía el plan de recordar a Fidel Castro el día que aconteciera su muerte. Trataré de recordar hoy aquellas ideas de entonces, algunas de las cuales tienen que ver con sus “reflexiones”, las cuales escribió el jefe de la Revolución cubana a partir de 2010.

Fidel Alejandro Castro Ruz nació un 13 de agosto de 1926, en Santiago de Cuba. 13 es la mitad de 26, que es como se llamó el Movimiento 26 de Julio, que derrocó a Fulgencio Batista en 1959. Vivió 90 años, que es la distancia en millas (unos 144 kms.), que separa Cuba de los Estados Unidos. A Fidel le agradaba hacer popular estas coincidencias, en variadas ocasiones. Por apenas unas horas no feneció el 26 de noviembre de 2016, para completar el milagro.

1.- En el Bogotazo, 1948, entonces joven estudiante, con la muerte de Eliecer Gaitán, había empezado su carrera de político y militar revolucionario. Fidel Castro es un fenómeno para la historia de sacrificio en América Latina.

Su vida de revolucionario fue la idea perenne de justicia, el triunfo de educación, de conculcación de los valores humanos. La otra historia es la de los líderes políticos que están al servicio de los terratenientes, del capital. Gracias a ellos los pueblos del continente se diluyen en el consumismo, el falso interés social.

2.- Su figura se había detenido en mi mente a partir de las visitas de Frei Betto (1985), entonces, más que de religión, él volvió a contar la verdad de Cuba después del triunfo de la revolución.

El mundo había visto sus opiniones en otra extraordinaria entrevista con la historia, a cargo de la periodista florentina Oriana Fallaci (1978). Fidel nació para el poder, para la historia. Lo reconocemos y apreciamos junto a otros líderes mundiales que habían tenido el valor de hacer la revolución.

3.- Las primeras “Reflexiones de Fidel”, aparecidas en el Gramma, y editadas también por Cuba¬-Debate, nos revelan a un líder preocupado por la humanidad, no tanto por Cuba. Como el mismo solía decir, esos problemas no los tenía la isla.

Temas como la lucha por la paz en Colombia, el cólera en Haití, la suerte Mubarak, mentiras de Clinton o el discurso de Obama, así como la situación mundial del armamentismo nuclear revelan al hombre de intenciones profundas, históricas.

Muchos errores y reveses sufrieron las estructuras políticas de la revolución cubana. Todos, de alguna manara, somos culpables de que fracase o pueda fracasar.

En cambio, el hombre que hizo posible el socialismo en un país tan pequeño en América Latina ostenta, sin temor a equivocarnos, el discurso más democrático y determinado que haya enfrentado la explotación de los pueblos. Ha dejado su impronta en la historia del siglo XX.



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