Festival Cultural Hermanas Mirabal

Festival Cultural Hermanas Mirabal

Festival Cultural Hermanas Mirabal

Luis García

El activismo cultural no es, digamos, mi fuerte. Sin embargo, no significa, en modo alguno, que sea consciente de que una sociedad indolente ante el fomento de la cultura esté condenada al atraso, a la marginalidad material y espiritual; así como a vivir a la deriva respecto a la construcción de sólidos valores y principios morales.

La República Dominicana, hoy más que nunca, requiere de profundizar en políticas que promuevan y desarrollen los procesos y manifestaciones culturales que reafirmen la identidad nacional, en un marco de participación, pluralidad, equidad de género y apertura a la interacción con el entorno regional y global

La cultura contribuye a la creación de consciencia social. El Maestro de la Política, la Literatura y de la Democracia Dominicana, el Profesor Juan Bosch dijo en una ocasión: “La creación de la consciencia moral es el fin último de la evolución social. Lo que persigue el hombre es lo bueno.12_nacionales_27_d1p01

Lo bello, lo útil, lo justo y lo verdadero están dirigidos al establecimiento de una sociedad en que la consciencia social esté tan educada y evolucionada, que la bondad sea un principio naturalmente ejercido por todos”.

Entre sus múltiples acepciones, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), ha establecido que la cultura “es un conjunto de rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social y que abarca artes, letras, modos de vida, las maneras de vivir juntos, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias”.

Desempolvo de mi interior un aspecto, como el cultural, que hace tiempo no abordaba y lo hago ahora, a propósito de la grata impresión que me produjo visitar el municipio Villa Tapia, donde se llevó a cabo la Sexta Versión del Festival Cultural Hermanas Mirabal, que sirvió de marco para la promoción de una cultura de paz, de convivencia, solidaridad y desarrollo económico, político y social.

En esta ocasión fui testigo de excepción, en esa tierra cibaeña de héroes y heroínas, del disfrute del verdor de la naturaleza, la gastronomía, la música, el teatro, la artesanía, la pintura y el folklor de la vida misma; en una fiesta cultural que involucró a unos habitantes que hace décadas entendieron que la cultura va más allá que la política partidaria.

Su historia se remonta a 2007, cuando se monta por primera vez en Salcedo; 2009, Tenares; y 2011 Villa Tapia. Retorna a Salcedo, en 2013; Tenares, 2015; y 2017, otra vez Villa Tapia.

La condición de periodista me llevó, también, a auscultar otras cosas; una preocupante, como es la posibilidad de que el Festival Cultural Hermanas Mirabal colapse con el tiempo por una cuestión presupuestaria.

Sus principales promotores, entre ellos Jaime David Fernández Mirabal, Luis René Canaán Rojas y Bautista Rojas Gómez, deben tocar puertas cada dos años para agenciarse entre RD$6 y RD$8 millones con fines de financiar la actividad.

En el financiamiento de la cultura no hay que pedir facturas, porque sus manifestaciones devuelven, con alta rentabilidad, la inversión, a través de la utopía de que se puede construir una República Dominicana cada vez más próspera, humana y solidaria, que le sume al mundo.

El Festival Cultural Hermanas Mirabal ha trazado el camino para hacer realidad ese mundo de soñadores y de espíritus bondadosos que procuran la paz.



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