Exviceministro de la Juventud niega acusaciones de violación a canadiense

Odalis Ledesma Hernández, exviceministro, fue condenado hoy a 15 años de cárcel.

SANTO DOMINGO.- El recién destituido viceministro de la Juventud, Odalis Ledesma Hernández, rechazó la acusación  en su contra  sobre una supuesta violación sexual a una mujer canadiense, quien  viajó a la República Dominicana tras contactarlo para que le asistiera en un trabajo de campo para realizar una investigación.

Sin embargo, admitió que tuvo un encuentro íntimo con  Joanna Kocsis, de unos 36 años de edad,  a quien acusa de  elaborar una trama en su contra sin aportar  pruebas ante las autoridades dominicanas.

«En su estadía en Santo Domingo compartimos diferentes reuniones y encuentros personales. La noche del 4 de abril nos encontramos para compartir, cenar y tuvimos un encuentro íntimo. Conversamos y luego me retiré.

Al día siguiente, teníamos pendiente una reunión con una fundación. Quedamos de pasar por ella, y cuando intentaron contactarla fue imposible», precisa el exfuncionario.

Señaló que  la mujer  envió una carta a la embajada dominicana en Canadá el 28 de junio del 2017, denunciando una supuesta violación acaecida el 4 de abril del mismo año. «Es decir, tres meses después del supuesto hecho, y sin ninguna prueba. No existe una acusación formal sobre ese punto. No existe una acusación formal de parte de la señora. Existe tan solo una denuncia escrita y a distancia por ella”.

Enfatizó que se enteró de la denuncia en enero de este año 2018. Agregó que la dama no asistió a la Policía, o un centro de salud, para presentar el caso del supuesto abuso sexual y realizar el procedimiento de lugar.

A continuación el texto íntegro e la versión del ex viceministro:

El 2 de abril de 2017, la señora Joanna Kocsis, ciudadana canadiense de aproximadamente 36 años de edad, vino al país a realizar un supuesto trabajo de campo para una investigación. Previamente me contactó vía correo electrónico por referencia de un contacto internacional que le indicó que yo tenía el perfil para apoyarla en ese tema.

En su estadía en Santo Domingo compartimos diferentes reuniones y encuentros personales. La noche del 4 de abril nos encontramos para compartir, cenar y tuvimos un encuentro íntimo. Conversamos y luego me retiré.

Al día siguiente, teníamos pendiente una reunión con una fundación. Quedamos de pasar por ella, y cuando intentaron contactarla fue imposible.

Nos encontramos extraño que leía las conversaciones y no respondía. Llamé a un número que teníamos de ella y a la persona que me contestó le pregunté por ella y le pedí que por favor la contactara porque teníamos un compromiso.

Treinta minutos más tarde, ninguno de los dos respondían, aún viendo las conversaciones. Al rato, escribí un correo a la señora al confirmar que se había retirado de su alojamiento definitivamente, pidiéndole que se pudiera en contacto, de lo contrario escribiríamos a la embajada o a la universidad.

Ahí concluyó todo. No volvimos a saber de ella. Le pedí a quienes colaborarían con ella, mientras yo estaba fuera del país, a partir del 7 de abril, concluyendo un máster, que intentaran contactarla, y si ella respondía o hacía contacto, me dejaran saber y reportaran las reuniones pendientes.

En enero, en enero de este año 2018 el Ministerio Público me cita a comparecer a un interrogatorio sobre una denuncia en mi contra hecha por la joven.

Me hice acompañar de abogado y de inmediato fui a todas las citaciones. Independientemente de que mis abogados insistían que en el derecho penal es el denunciante que tiene que probar la comisión del hecho en su contra, y no yo como denunciado demostrar mi inocencia, le dije que prefería explicar los hechos como ocurrieron, porque no había nada malo que ocultar.

Así que les colaboré e inicié a reunir todas mis pruebas. Y todas las veces que me llamaron ahí estuve.

A pesar de la colaboración con la investigación, y explicar los hechos tales como ocurrieron, y sin una sola prueba de la supuesta denuncia, procedieron a solicitar al juez una medida de coerción, y no cualquier medida, sino la más gravosa, la prisión preventiva por un año.

La misma se solicitó de forma oral. Pues por escrito la solicitud depositada previamente fue impedimento de salida.Sin embargo, el juez dictaminó que no existía elemento que sustentara la comisión de un hecho como este, y mucho menos que yo presentara un peligro de fuga o de intromisión en el caso para ocultar pruebas, por lo que rechazó la medida de coerción solicitada por el Ministerio Público.

Ahora me encantaría puntualizar con ustedes algunos datos específico sobre el caso, y algunos datos también que no se mencionaron en esos programas que se han hecho eco de esta noticia.

La señora no vino al país invitada o a trabajar con el Ministerio de la Juventud. Vino supuestamente a una investigación supuestamente para una tesis de ella. Me contactó vía correo electrónico en mi condición de experto en políticas públicas y por ende, en ese momento, viceministro para tales fines.

La señora envió una carta a la embajada dominicana en Cánada, el 28 de junio del 2017, denunciando una supuesta violación acaecida el 4 de abril del mismo año. Es decir, tres meses después del supuesto hecho, y sin ninguna prueba.

No existe una acusación formal sobre ese punto. No existe una acusación formal de parte de la señora. Existe tan solo una denuncia escrita y a distancia por ella.

¿Po qué la señora no se ha querellado formalmente? ¿ Por qué la señora no ha enviado todas las pruebas que supuestamente tienen? ¿Por qué nunca la puso en su momento, en evidencia a las autoridades dominicanas para la valoración ya probación de las mismas?

La señora establece en su denuncia, que la noche de la supuesta violación contactó a una persona en la embajada canadiense. Y le recomendaron que saliera del país de inmediato, porque ni el Gobierno dominicano, ni la embajada de Cánada podrían garantizarle su seguridad física. Sería esta la respuesta de una embajada y más aún de Cánada en República Dominicana.

No conoce bastante claro una embajada ante un crimen de esta naturaleza. ¿Por qué la señora ante la Policía Dominicana? ¿ Por qué la señora no fue a un hospital, a un centro médico dominicano? ¿Por qué no llamó al 911? ¿Por qué la señora no pidió ayuda a la recepcionista, al conserje, al seguridad? ¿ Por qué la señora se queda a pernoctar en el mismo lugar donde supuestamente fue víctima de una violación esa misma noche? ¿Por qué la señora llega a Cánada y espera tres meses después para presentar una denuncia?

¿No existe en los hospitales de Cánade mecanismos para alertar de inmediato a las autoridades para cuando identifican una víctima de violencia? Cuatro, la señor establece en su comunicación que días después yo me había enterado de su denuncia. Y por esto la contacté para decirle que debemos hablar al respecto.

Sería bueno preguntarle a esa señora, si el contacto que supuestamente hice con ella fue días después, o más de tres meses después. Porque no fue hasta entonces que hizo la denuncia.

Por ende, cómo pude enterarme días después del 4 de abril, como ella señala. Pero yo me entero de toda esta trama elaborada por esta señora en enero del 2018. Existe los mecanismos pertinentes para establecer si antes de nuestra citación en enero de 2018, yo o cualquier persona en mi representación, había tratado de tener información en este caso.

Sería bueno que ella presentase, también, registro de las llamadas, para evidenciar esa supuesta llamada.

Cinco, la señora establece en su comunicación que a su llegada a Cánada entregó en preservativo ensangrentado. Sería bueno que estableciera cómo se lo llevó. ¿Por qué una víctima de violación pensaría de inmediato en llevarse un preservativo con el que supuestamente fue violada, a su país?

¿Por qué no procedió a entregarlo a la Policía dominicana o en un hospital para proceder con Inacif (Instituto Nacional de Ciencias Forenses) para un peritaje de lo pruebal?. ¿No le dijo nada al respecto la supuesta persona de la embajada canadienses, que ella dice que contactó?.

¿Por qué no procedemos a verificar si esa supuesta sangre del preservatico que la joven indica, es del supuesto violador, de la supuesta víctima o de quien? Pero más importante, por qué un violador se pondría un preservativo?

La señora establece en la comunicación que la drogué par aprovecharme de ella y que quedó inconsciente. En 30 años de edad, nunca he entrado en contacto con ningún tipo de sustancia prohibida. Aquí presento, ustedes tendrán en la nota de prensa, resultados de una prueba antidoping hecha ayer de un laboratorio de prestigio certificado a nivel nacional e internacional.

No hay una persona que pueda decir que me ha visto utilizar alguna sustancia controlada en mis 30 años de edad, por igual que me haya visto en mi estado de embriaguez. No hay una mujer dominicana o extranjera en mi periplo por el mundo que haya drogado para aprovecharme sexualmente de ella.

La señora Johana Kocis de 36 años de edad establece en su comunicación que la invité de manera insistente y forzosa a tener una supuesta reunión de trabajo y que ella se negó. ¿Qué razón tendría de haberse negado si ese fue el móvil principal de su visita?.

Pero no solo hubo reuniones de trabajo, sino que también encuentros informales. Aquí tengo evidencias de las salidas que tuvimos el día de su llegada, y la noche anterior al supuesto hecho. La primera foto en una piscina el mismo día de su llegada. La segunda en un bar en la Zona Colonial.

Pero aquí está la tarjeta SIN que le facilité para que pudiera comunicarse localmente; para que también escudriñen entre mensajes y llamadas esas pruebas que ella no aportó ni aportará pues son inexistentes.

También evidencias de la planificación y conversaciones sobre las varias reuniones de trabajos pautadas y realizadas. Eso sobre el caso.