Las contradicciones existentes entre la Junta Central Electoral y los partidos políticos de oposición, en lo referente a los procedimientos que deben utilizarse para el conteo de los votos válidos que se producirán en las elecciones a realizarse el próximo 15 de mayo, presentan un ominoso parecido al preámbulo de una crisis constitucional.
Todos estamos en el deber de evitarlo.
No hay conflicto sin solución, pero muchas veces la solución tarda en aflorar, y en el caso que nos ocupa, lo que menos abunda es el tiempo.
A pocas horas de las elecciones tenemos que ser creativos para quitar las piedras del camino y superar las dificultades.
Los partidos de la oposición sostienen que no se oponen a que se utilicen dispositivos electrónicos, sino al procedimiento como lo ha diseñado la Junta Central Electoral, pero esa fórmula no ha sido bien acogida. Igualmente, la oposición ha señalado reiteradamente que los integrantes de la JCE no son los actores principales del sainete, sino sus facilitadores, lo que parece acercarse más a la verdad.
¿Qué pierde la jCE si flexibiliza su posición? Más que perder, podría ganar. Su imagen de árbitro neutral se fortalecería y al final, sus decisiones tendrían todo el peso de la razón.
Queda muy poco tiempo para ablandar habichuelas. Por la buena salud del país, dejemos a un lado las diferencias y abracemos las soluciones.
