La avalancha de noticias e informaciones negativas desde Europa no cesan, comenzando por los denominados países PIGS (Portugal, Italia, Grecia y España), y ya incluyendo Inglaterra, Irlanda y hasta la propia Alemania. Los problemas surgen a consecuencia de la crisis bancaria y financiera de los países desarrollados, que ha puesto en evidencia los crecientes déficits fiscales europeos.
En la Europa moderna, se aspiró y se alcanzó la paz, mediante la unificación política, denominada Unión Europea, con la subsecuente creación del euro como unidad de cambio común. El euro supuso una política fiscal y monetaria común, que preservara su fortaleza y estabilidad.
Pero la Europa moderna fue tomando un giro socialista, creando gigantescos estados del bienestar, siguiendo fundamentos sociales incompatibles con los niveles de recursos de sus respectivas economías.
Es así como el creciente gasto ha sido financiado sobre la base de emisiones de títulos soberanos, incrementado cada país sus niveles de endeudamiento. En Grecia, la deuda evidente excede en más de un 130% el PIB, y la denominada deuda sombra o contingente, varias veces más esta cifra. Y si tuviéramos más espacio, viéramos como la de Alemania excede el 90% de su PIB, y así sucesivamente cada país.
La diferencia entre el monto y peso de la deuda de las naciones europeas depende menos del endeudamiento y de la manera de gestionar los estados, cada vez más parecidos, que de la capacidad de repago de que disponen.
Increíble, como la crisis de Europa y su euro revela la fortaleza de países Latinoamericanos como Chile, o los esfuerzos de naciones pequeñas como la nuestra, adonde la vigilancia constante del crecimiento económico, la estabilidad y el control del endeudamiento, nos coloca en posición envidiable frente a nuestros mayores europeos. Pero por ello, no nos vayamos a dormir, mantengamos siempre un ojo abierto.
