WASHINGTON.-Estados Unidos se sumó ayer a una veintena de países aliados de Londres en la expulsión de unos 114 diplomáticos rusos, muchos de ellos acusados de espionaje, como respuesta al envenenamiento de un exagente doble en el Reino Unido.

Se trata de una reacción en bloque al ataque químico contra el exagente Sergueï Skripal y su hija, ocurrido a inicios de marzo en Salisbury, Reino Unido, en un atentado que el gobierno británico atribuye a Rusia.

Rusia, en tanto, dijo que la ola de expulsiones de diplomáticos es un “gesto provocador”.

El paso más enérgico lo dio la Casa Blanca, que ordenó la expulsión de 60 diplomáticos rusos -incluyendo 12 que trabajan en la representación ante la ONU-, a los que acusó de ser “oficiales de inteligencia”.

A la acción se sumaron Bulgaria, Alemania, Francia y Polonia, República Checa, Lituania, Italia, España, Albania, Dinamarca, Holanda, umanía, Letonia, Estonia, Finlandia, Suecia, Croacia, Macedonia, Noruega, Hungría, Canadá, y Ucrania.

El gobierno ruso reiteró que no tuvo ninguna responsabilidad en el atentado contra Skripal y su hija, ocurrido en Londres.