Haití pasa, luego del desastre natural que todos lamentamos, a una segunda etapa, que tiene que ver con su reconstrucción nacional y la recuperación de su ritmo de vida económica, laboral y social.
Todavía hay etapas de las ayudas y la solidaridad internacional muy sensibles, que tienen que ver con la construcción de viviendas y cobijos, proveer alimentos, agua, medicamentos y servicios de salud, ya que son parte de las necesidades primarias y urgentes que están en curso. Pero hay otra, la educación a más de un millón de estudiantes que deben regresar a la escuela.
El Despacho de la Primera Dama, que preside Margarita Cedeño de Fernández, a raíz de una visita del ministro de Educación de Haití, Joel Derosiers, y la primera dama de Haití, Elizabeth Preval, hizo un aporte muy sensible que apunta a contribuir para solucionar la falta de aulas en el vecino país.
Se trata de la donación de 15 escuelas móviles habilitadas con todo el mobiliario necesario. El gesto de la República Dominicana apunta a una solución a corto plazo. Los estudiantes en Haití necesitan retomar el año escolar, estudiar, formarse, aportar al futuro de esa nación. Nada mejor para lograrlo que la escuela.
El gesto de la Primera Dama, hecho que tuvo como testigos excepcionales a los ministros de Educación dominicano y haitiano, brinda la oportunidad de ser emulado por otras naciones. Haití, en este momento, necesita de la solidaridad internacional. Donar escuelas, o estructuras prefabricadas que puedan hacer de centros educativos, así como útiles escolares, ayudarán significativamente. Aportar a la escuela es apostar por un futuro inmediato y promisorio para Haití.
