Escribir no es fácil, a veces

Escribir no es fácil, a veces

Escribir no es fácil, a veces

Rafael Chaljub Mejìa

En esta oportunidad me pasa lo que me ha ocurrido más de una vez y es posible que le haya pasado a todo quien escribe columnas fijas para un periódico.

Hay muchos temas de qué tratar pero, como si la mente se bloqueara, uno no encuentra cómo escribir sobre ninguno de ellos.

La ley de partidos, la situación del partido de gobierno, la de los partidos opositores, el escándalo de los escáneres de la Junta, en el plano político.

La violencia creciente y su más grosera y lacerante expresión, los feminicidios. Los atracos, el caos del tránsito vehicular, en el plano social.

Y así, por ese estilo, los temas sobran. Pero no he tenido cómo abordarlos y me veo vencido por ese bloqueo mental.

No sé cómo salen del paso los que tienen que escribir una columna diaria, aunque sé que hay algunos colegas que apelan al recurso de repetir y republicar columnas anteriores.

Pero hay otros como el maestro Colombo, que siempre tiene algo nuevo que traernos. Más aun, ese caballero escribe a diario, lo hace con una envidiable elegancia y para colmo lo dice todo y mucho más en cuarenta y tantas palabras escasamente.

Y como lo bueno si es breve es dos veces bueno, los minutos, las pausas o los fogaratés de Colombo siempre me han parecido inmejorables. Y esa necesaria brevedad requiere de un esfuerzo mayor.

Mis entregas en este periódico son semanales y no debo pasar de cuatrocientas palabras a las cuales me he ajustado estrictamente.

Se requiere de un esfuerzo de síntesis y eso demanda de una disciplina muy grande y una claridad mental mayor. Así anduve de tema en tema, y no aterricé en ninguno.

Al fin y ya con la hora límite para enviar mi columna encima, me decidí por evadirme y contarles a ustedes lo que me ha ocurrido. Y reiterarles que escribir no es tarea sencilla.

Vienen las ideas a la cabeza y solo cuando se consigue la suficiente inspiración, y la cosecha de ideas y sensaciones ha madurado, entonces puede nacer el artículo y cumplirse el cometido.

Ahora no ocurrió así, sin embargo, espero que la semana entrante, el ejercicio de mi viejo oficio de escribidor de columnas periodísticas corra con mejor fortuna.



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