¿Es esto un país?

¿Es esto un país?

¿Es esto un país?

Dunia De Windt

Se puede uno dar el lujo de llamar “país” a un lugar donde la salud pública es surrealista, deficiente, triste y para colmo deja morir a los más vulnerables bajo incrédulas justificaciones de escasez de recursos y equipos por parte del Gobierno hacia esos hospitales públicos.

Esas familias, mujeres y niños vulnerables que por falta de recursos no invierten tiempo demandando al Estado por las desgracias vividas.

Nadie los auxilia. Mueren y la ministra de Salud continua en su cargo, con tanto desparpajo y falta de vergüenza que llega al insulto ciudadano.

Un Estado que no garantiza la vida de un ser humano bajo cuidados de un centro hospitalario público no es digno.

¿Es esto un país, cuando un Congreso con raciocinio amparado por un Poder Ejecutivo servil a los grupos eclesiásticos nefastos y obsoletos, a estas alturas niegan a las mujeres el derecho al aborto bajo las tres causales?

En otra vertiente, ¿es esto un país, cuando esas mismas personas vulnerables de escasos recursos sin apellido sin linaje, sin bagaje e incluso muchos con cierto estatus acuden al Ministerio Público, Procuraduría General y Fiscalías del Estado, en busca de justicia con casos pendientes de abusos de todo tipo, robos, maltrato, abuso de género, violación, apropiación ilegal de bienes o terrenos, contra algún funcionario de conducta maltrecha, y otros variopintos casos, se topan con la pared del clientelismo judicial y la podredumbre de condenas y medidas de coerción de burla atendidos por unos funcionarios judiciales catetos?

En ese sentido, ¿es esto un país, cuando usted no tiene a quién ni a dónde reclamar sus derechos, pero sí está obligado a cumplir con sus deberes como ciudadano?

En una sociedad manipulada y maniatada por un gobierno corrupto y obnubilado con 20 años de poder, empresarios vendidos y un Presidente metido hasta el fondo en la corrupción de sobornos de Odebrecht, escudado por un Congreso más corrupto que él y una justicia que ampara a todo el tren gubernamental de antes y de ahora, sin visos de real justicia, no de circo.

Un país que no tiene calidad judicial, tampoco garantías de una sanidad pública a los más desfavorecidos de todo el país, con una educación pública muy cuestionada basada en cantidad y no en calidad del mejoramiento del aprendizaje en quienes imparten y preparan a miles de jóvenes, no debe llamarse “país”.

Somos, en resumidas cuentas, un Estado fallido con ínfulas de desarrollo. Un “desarrollo” debido a la inversión de dinero lavado en muchos aspectos de la economía.

Sin mencionar que aún en pleno siglo XXI los distintos gobiernos prometen el servicio de agua y luz, y aún estamos inventando llenos de “esperanzas” con unas plantas de carbón (prohibidas en muchos países desarrollados) llamadas “Punta Catalina” y que es la sobrevaluación más cuestionada del Gobierno en base a dinero negro procedente de una constructora mafiosa.

¿Somos un país?



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