Energía y frontera

Energía y frontera

Energía y frontera

República Dominicana y Haití comparten un territorio insular, cuyos problemas limítrofes y migratorios traspasan sus fronteras y se discuten en organismos y coalición de países europeos, pero sin que haya una solución a través del tiempo y el diálogo.

La cooperación internacional, y hasta préstamos recurrentes se utilizan, por décadas, en la “solución” del tráfico de drogas, de armas, el paso ilegal de migrantes de varios países, el crimen, la violencia y los viajes en embarcaciones frágiles hacia territorios conexos con Estados Unidos. Y seguimos con los mismos problemas.

A este rosario de vicisitudes agregamos la “solución” energética que se espera con la entrada en operaciones de las plantas de carbón de Punta Catalina, pero que en su etapa de finalización, con el recrudecimiento de largos apagones, ha devenido en un enorme dolor de cabeza a lo interno y externo, con demandas de arbitraje en juzgados de los Estados Unidos.

Son dos casos que en la medida que acogotan a las autoridades, también arrodillan las arcas públicas; y, sobre todo, inciden en la carga impositiva que tienen que pagar los contribuyentes.

Ninguna “solución” en materia energética o fronteriza exonera a los dominicanos de una cuota para pagar los compromisos económicos que contraen las autoridades. Son dos problemas que, al menos en los dieciocho años del presente siglo, no tienen solución a la vista. Somos optimistas. En algún momento habrá una verdadera solución.

El pueblo dominicano se alimenta a diario de esperanzas. Esperemos.



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