El Gobierno sabe qué problemas enfrenta de manera inmediata y cuáles deja para un futuro cercano. La educación, por ejemplo, se convirtió en un problema que tuvo una solución inmediata.

Todo el territorio nacional está inundado de escuelas que pasarán, a partir del año escolar que se inicia en agosto, a atener una jornada escolar extendida; y además, nuevos y modernos hospitales, varias carreteras y calles secundarias. Así como nuevos residenciales para sectores que son movilizados.

La solución de los apagones se quedó, desde un primer momento, para un futuro lejano, que coincide con el final del presente gobierno.

Eso significa que cuando llegue la solución tendremos una mayor demanda de energía debido al aumento de edificios construidos, como las nuevas escuelas, que con la tanda extendida consumirán más electricidad.

Así tendremos también nuevos hospitales, que demandan energía eléctrica las 24 horas del día.

El consumo de la energía , sin contar los proyectos habitacionales privados, se habrá multiplicado de manera escandalosa. Así las cosas, ¿en manos de quién están las soluciones para el alud de consumo de energía eléctrica que tendrá el país en ese entonces? Todo indica que entraremos en un círculo vicioso.

Necesitaremos una alta inversión millonaria en el sector energético para enfrentar un problema que no será resuelto.
Esa realidad que viviremos nos preocupa.