En casa de herrero…

En casa de herrero…

En casa de herrero…

En casa de herrero, asador de palo, dice el popular refrán.

Quien se pasa la vida como fiscalizador social tiene que cuidarse de dar ejemplo, en especial por aquello de que las palabras conmueven, pero los ejemplos convencen.

En el caso de los periodistas y su gremio está claro que no pueden darse ciertos lujos, pues tienen que empeñarse en mantener la calidad moral.

El Colegio Dominicano de Periodistas celebró elecciones el pasado viernes, hace justo una semana, y parece que los encargados de computar reprobaron en matemática elemental porque al sol de hoy aún están dando vuelta para dar resultados a pesar de que solo tenían que contar unos 1,700 votos.

De igual manera se le rinde culto al chanchullo y al pataleo que tanto critican los periodistas de profesión.

Aunque el domingo fueron declarado los ganadores, aún han sido incapaces de decir cuánto a cuánto quedó la cosa y se siguen buscando bajaderos.

Así se pierde calidad moral frente a una sociedad que tanto necesita de sensores.



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