Todos los presidentes que ha tenido el país llegan al Palacio Nacional con una conciencia clara de qué deben hacer. Una parte de las soluciones a poner en práctica formaron parte de sus programas de gobierno, cuando aspiraban a la posición.

Tienen todas las soluciones para acabar con los apagones, con el déficit en los servicios de agua potable, con el caos del tráfico en Santo Domingo y las más importantes provincias del país. Así llegamos al proceso de inflación, la carestía de los artículos de primera necesidad, el deprimido sueldo que tienen empleados del sector público y privado; y finalmente, las soluciones para que se pueda vivir con seguridad, sin temor a ser asaltado o perder la vida ante la pandemia del crimen organizado.

Los planes no avanzan. Sobran los discursos, los planes, los proyectos, el anuncio de inversiones, pero seguimos nadando en los mismos problemas irresolutos.

De lo que estamos seguros es de la cantidad de especialistas que se generan por los problemas. Hay algunos que trabajan en todas las áreas donde el gobierno no consigue soluciones.

De manera reciente hemos estrenado especialistas en seguridad ciudadana, que llevan estadísticas de la frecuencia y las zonas donde mayor incidencia tiene el crimen o los asaltos.

El momento que vivimos es clave para empezar a tomar decisiones. Y sobre todo, a invertir cuanto sea necesario, para garantizar un clima de seguridad ciudadana.