No hay dudas de que la actividad turística en nuestro país genera muchos empleos directos e indirectos, calculándose en más de doscientos mil (200,000.00) las personas que trabajan en el área entre dominicanos y extranjeros, que los hay -y muchos de ellos- viviendo con un status de ilegal en nuestro país, sin saberse a ciencia cierta si la Dirección General de Migración les da el seguimiento debido en cuanto a papeles de residencia, contratos de trabajo temporales o permanentes, o si son turistas a los cuales se les ha vencido el período de estadía que convencionalmente es de tres meses o si han iniciado su proceso de naturalización para estar legal en la República Dominicana.
Por supuesto, que en esta situación están muchos rusos, italianos, españoles, alemanes, cubanos y de otras nacionalidades que corresponde a las autoridades nacionales gubernamentales investigar, si es que realmente existe la voluntad de mantener controlada y a rayas este tipo de migraciones, donde se cuelan, como siempre, reconocidos delincuentes internacionales a los cuales basta con poner sus nombres en Google para que se destape su negro historial en sus países de origen.
No se nota en las zonas de Verón, Bávaro y Punta Cana la presencia de las autoridades de las diferentes instituciones que deben velar por el cumplimiento y la aplicación de las distintas leyes y regulaciones que tienen que ver con la rica y próspera actividad turística. Se trata de los Ministerios de Trabajo, de Turismo, de Medio Ambiente, de Obras Públicas, y por supuesto, la Dirección General de Migración para el asunto de las migraciones tanto de los haitianos, que los hay ,y muchos, trabajando de manera ilegal en la zona, así como de otras nacionalidades.
El Ministerio de Trabajo debe supervisar de manera más permanente y organizada que a los trabajadores de hoteles o restaurantes se les respete y se les honre la propina legal establecida por la ley de un diez porciento (10 %) sobre el consumo de los clientes en áreas determinadas previamente por las regulaciones vigentes, y no dejar que sean los empresarios los que medalaganariamente y sin auditorías les den a los trabajadores el porcentaje que más convenga a sus intereses. En este terreno hay que jugar limpio, ya que no se trata de un regalo, sino de una conquista laboral de camareros, camaristas, amas de llave, cocineros, etc. que no se debe dejar caer, pues todos sabemos que la tasa de desempleo es muy alta en el país, y que si un empleado protesta y es despedido, lo más fácil para un empresario es sustituirlo por otro con más vocación de esclavo, pues dicen que la esclavitud no ha desaparecido, si no que la pusieron en nómina. Los sindicatos del área, si es que existen, deben jugar su papel en este terreno de manera clara y a la vista de todos, sin traiciones ni vacilaciones.
El Ministerio de Obras Públicas debe supervisar las construcciones ilegales que se realizan en esta zona con fallas estructurales y vicios de construcción, en la misma ruta de los temerosos huracanes que azotan de tiempo en tiempo nuestro país.
La moda es construir edificios simples para el alquiler a un costo razonable para los empleados de las diferentes empresas del sector turístico que han emigrado a esta zona desde todo el territorio nacional, sin embargo no parece que estas construcciones sean supervisadas de manera estricta por los departamentos correspondientes de este Ministerio. Hay muchas dudas al respecto, y con el tiempo esto acarreará consecuencias fatales materiales y humanas.
El Ministerio de Medio Ambiente debe estar más alerta, pues se dice que en algunas excursiones organizadas, sobre todo en las montañas, existen unos minizoológicos que tienen la exhibición de iguanas y cocodrilos cuya captura está regulada, y no debe estar a merced de mercaderes sin ningún control estatal.
El Ministerio de Turismo debe vigilar mejor las compañías de transporte, algunos de cuyos choferes, sobre todo los de transporte de personal de los hoteles, andan a una velocidad espantosa, provocando muy frecuentemente accidentes lamentables. También los sindicatos de taxistas de hoteles y plazas comerciales deben ser metidos en cintura para que no abusen de las tarifas que aplican por cualquier traslado simple corto o largo, y para que además no coloquen un costo extremadamente alto a las franquicias para formar parte de los aeropuertos, hoteles y plazas comerciales, bloqueando de esa forma las iniciativas de inversión de algunos dominicanos que tienen tanto derecho como ellos a disfrutar del pastel turístico. Se habla de una cifra de hasta más de un millón de pesos sin el vehículo para obtener la franquicia solamente de poder dar servicios de transporte en los lugares antes mencionados. Si esto no es una mafia se parece mucho.
Este ministerio también debe obligar a los operadores a usar guías oficiales en las diferentes excursiones que salen hacia los atractivos turísticos, pues algunos operadores están abusando, sobre todo las compañías de safaris y las compañías que traen rusos. También se le debe poner coto a la venta de excursiones ilegales, lo cual conlleva mucho riesgo y afecta a las compañías que traen grupos del exterior, y los piratas les roban los clientes de una forma descarada a la vista de todos.
Hasta la próxima entrega, si Dios lo permite amigos,
