Embajadores dominicanos

Embajadores dominicanos

Embajadores dominicanos

Dilenia Cruz

Cuando un dominicano que ha vivido en otro país visita la República Dominicana y tiene que hacer algún trámite burocrático, regresa a su país de residencia con el alma en un pañuelo.

Dentro de las quejas principales están las malas relaciones humanas de los funcionarios públicos así como la descarada corrupción en muchos casos.

En todas partes, incluso en los países “civilizados”, la mala educación y la prepotencia abundan en los funcionarios públicos, pero es especialmente triste cuando se regresa a la tierra que tanto amas y tienes que lidiar con esos desalmados.

Cuánta razón le asistía a don Angel Miolán, quien en su afán de propulsar el turismo motivaba a ser amables con los turistas y en este caso con los turistas criollos.

Elevo una plegaria a cada persona que brinda cualquier servicio; hágalo como si usted trabajara para usted mismo o para un ser muy querido y nunca espere nada del otro y de seguro que sus recompensas llegarán, quizás no a través de la persona que tiene en frente, pero sí a través de otros. He conversado con varias personas que han vivido experiencias diversas en la República Dominicana y al llegar de regreso a los Estados Unidos dijeron “me siento avergonzado de decir que soy dominicano”.

El dominicano es una persona conocida tradicionalmente como amable y servicial, aunque también sabemos que tenemos de todo. Cada uno de nosotros es un embajador de nuestra sociedad; por lo que, el proceder individual también construye o destruye la reputación dominicana.

La imagen pública internacional del pueblo dominicano está cada vez más tambaleante, entre los continuos escándalos sobre casos haitianos, la violencia de género, la criminalidad, la corrupción y el narcotráfico.



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