El vacío del exilio

¿Que si se llena el vacío que sienten muchas personas cuando emigran? Esa ausencia de algo, también conocida como nostalgia, no logra llenarse, según dicen muchos. A pesar del tiempo hay quienes mantienen esa necesidad de su tierra natal.

Una mujer, quien emigró a los Estados Unidos cuando apenas tenía cinco años de edad, asegura que aunque ha vivido por más de 45 años fuera del país sigue sintiendo que pertenece a su natal República Dominicana, a donde pretende regresar en unos años.

Los estudiosos de emociones y temas migratorios han catalogado una serie de situaciones emocionales y físicas que pueden presentarse en la vida de una persona emigrante y los han llamado Síndrome del Inmigrante.

Hay quienes aseguran que los primeros cinco años son los más difíciles en el proceso de adaptación, porque las personas llegan a un lugar nuevo, que muchas veces les es totalmente desconocido.

Se encuentran con situaciones que quizás nunca antes imaginaron, pero en especial porque deben desarraigarse de todo cuanto les era familiar.

Dicen que una vez transcurridos cinco años, ese vacío es menos profundo. Las personas sienten más sosiego y empiezan la etapa de establecimiento y fortalecimiento.

Muchos de esos síntomas de tristeza y desesperación van desapareciendo. Sin embargo, siempre habrá quien se mantiene con la esperanza de volver y restaurar el nido.

La mayoría acepta la migración y se adapta a construir una nueva vida. Procura encajar, porque para muchos el retorno no es una opción.

Como me dijo un refugiado: “no hay un lugar a donde regresar, la guerra lo destruyó. Los amigos y familiares fueron asesinados”. Cada caso es diferente y cada uno es dueño de cómo hacerlo.