El presidente Danilo Medina llega al primer año de su segundo mandato con un balance positivo en sus ejecutorias, aunque bajo un cuestionamiento mucho mayor que el que acumuló durante los cuatro años de su primer cuatrienio.

Puede mostrar iniciativas concretas que atacan problemas ancestrales, tales como el eléctrico, el transporte y el tránsito, la transparencia y el campo.

Aun están pendientes acciones más eficaces en lo relativo a seguridad ciudadana, control migratorio y mayor eficiencia del agigantado aparato burocrático.

Los gobernados exigen a sus gobernantes que atiendan todos los cartones de manera simultánea, aun en Estados pobres como es el dominicano.

Por tal motivo las administraciones tienen que definir prioridades y de manera simultánea ir apagando fuegos.

El presidente Danilo Medina navega, en esta oportunidad, en aguas más turbulentas que en el período anterior, con un mayor asedio por parte de sectores opositores y con ataques más directos a su figura y las de los suyos.

En los próximos tres años se requiere del Mandatario una inteligencia política, para que la conflagración política no distraiga los objetivos trascendentes de la administración, y evitar que los fuegos que debe ir apagando se le salgan de control.

Eso ayudará a que sigamos creciendo en medio de la estabilidad social y política.