El ritmo de Nueva York

El ritmo de Nueva York

El ritmo de Nueva York

Nueva York es solamente “una réplica con detalles” del resto de la Unión Americana. La ciudad fue cambiando como cambió el país, solo que un poco más rápido y en diferentes direcciones.

Los que vinimos en busca del “sueño americano” hemos de estar dispuestos a jugar el juego de la casa, al estilo de la casa y con las reglas de la casa.

Hoy que mas de un millón de dominicanos vivimos alrededor de Nueva York, vale recordar que antes que nosotros llegaron aquí holandeses, ingleses, alemanes, rusos, franceses, polacos, cubanos y puertorriqueños, entre otros.
Todos tuvieron que hacer casi el mismo itinerario: vencer las barreras del idioma, integrarse a las fuerzas de trabajo y competir por el siguiente puesto en la escala salarial.

Las diferencias entre migrantes de una etnia u otra se registraron únicamente en función del nivel socio económico del individuo en cuestión.

Un migrante judío rico tuvo las mismas oportunidades que otro rico cualquiera, fuere alemán o ruso. Un francés pobre hubo de trabajar por el mismo bajo salario que cualquier otro de diferente país europeo. Desde luego, ser negro o latinoamericano es un ingrediente más a vencer en esta nación, sobre todo si se es pobre. Los ricos se pueden acomodar mejor.

La apuesta no es porque baje el alquiler de los apartamentos en Manhattan, sino porque suban los sueldos de nuestros muchachos, que son nuestra próxima generación.

La clave es justamente eso: invertir en la segunda generación; aunque hay que luchar por mantener la residencia en los lugares que habitamos -si es que vale la pena- pero hay que luchar también por poder competir con los que vendrán, porque en última instancia, esta es una sociedad de consumo, regida por las leyes del capitalismo: oferta y demanda.

Nueva York nunca se va a acomodar a la velocidad nuestra, nunca lo ha hecho en el pasado. Todos tenemos que vivir al ritmo de Nueva York y solo la escuela y la disciplina ciudadana nos ayudará a seguir el rumbo de Nueva York.

*Por Rolando Robles



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