Todo el futuro de la inmensa mayoría de los niños, jóvenes y adolescentes del país está en las escuelas públicas y las aulas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo.
Los profesores de los dos sistemas académicos anuncian que endurecerán sus programas de protestas, y que, naturalmente, incluyen suspensión de docencia.
Una situación que desdice todo lo que se escuchó hace poco, durante los festejos del Día Nacional de la Juventud, donde el Gobierno y las instituciones del ramo ofrecen garantías de un número considerable de becas para los jóvenes que confían en estudiar y labrarse un mejor futuro.
La nueva crisis, la actitud beligerante y el abandono de la docencia de los maestros no resultan nada halagüeños. Es otro el mensaje que se envía a la familia dominicana, a los millones de estudiantes, que con la noticia de la suspensión de la docencia se sumergen en la desesperanza.
La mesa del diálogo siempre es recomendable ante cualquier crisis.
Y sobre todo cuando de por medio se perjudica a terceros. Estamos transitando un tramo muy sensible del año escolar.
Apostar a la educación es apostar a un mejor país. La sensatez, de parte y parte, debe imponerse y consolidar acuerdos fuertes y duraderos en el tiempo.
Eso evitará que episodios de insensatez afecten y dañen las esperanzas de miles de estudiantes de las escuelas públicas y la Universidad Autónoma de Santo Domingo.