El rancho Don Lulú, para desconectarse de la ciudad

El rancho Don Lulú, para desconectarse de la ciudad

El rancho Don Lulú, para desconectarse de la ciudad

San Francisco de Macorís.-La idea de desconectarse de la vida y prisas de la ciudad, por uno o varios días, es el anhelo que muchos tienen, pero pocos hacen realidad.

El rancho Don Lulú es unos de los lugares que te dan esa oportunidad en el país.

Más que un hotel o un albergue, el rancho Don Lulú es un centro ecoturístico que nació en el corazón del campo francomacorisano El Cadillar, con el objetivo de promover el turismo responsable en el entorno de la Reserva Científica Loma Quita Espuela y contribuir con el sustento de las familias locales.

Trabajo en conjunto

Este proyecto es una iniciativa de turismo rural comunitario de la Asociación Ecoturística Selenodonte y a través de la misma apoyan a las familias que residen en la falda de la loma Quita Espuela, logrando de esta manera detener la poda, tala y quema de sus árboles, al ofrecer un forma de generar recursos para los que viven en el zona.

Los hermanos Amarante han dado forma y mantenido vivo este espacio para disfrutar de la naturaleza y cuidarla para las futuras generaciones.

La oferta

El rancho Don Lulú cuenta con servicios de hospedaje, con habitaciones individuales y familiares múltiples, y de cocina, donde se preparan deliciosos platos típicos de la zona y de la gastronomía dominicana, bajo la gerencia de Luis Amarante también ofrece excursiones para la Reserva de Loma Quita Espuela para descubrir la riqueza y la belleza de la región.

Su mayor riqueza

La mayor riqueza que el rancho Don Lulú puede mostrar con orgullo no son sus instalaciones y ni siquiera la belleza de la zona, sino su gente, pues las atenciones que la familia Amarante ofrece a sus huéspedes no hay manera de cuantificarla ni medirla.
Desde el mismo momento de llegada, estos hermanos te hacen sentir como si estuvieras en tu propia casa, pero en una versión mejorada.

Es un lugar sin lujos ni tecnología.

Quien desee desconectarse del mundo, descansar y respirar la frescura del campo, tiene en este rincón de San Francisco de Macorís el lugar ideal.

En fin, caminar, dormir y despertar arrullados por el canto y susurro de los árboles es su mayor valor.