El ramplimazo es para las empresas farmacéuticas

El ramplimazo es para las empresas farmacéuticas

Al Ministerio de Salud Pública últimamente se le están pegando unos muertos ajenos. En días pasado se le reclamaba recoger los animales muertos en las vías públicas, cuando esa es una función de los cabildos.

Se recuerda que incluso existían las perreras municipales para sacar de la calle a los perros realengos. Así se reducían, por demás, los casos de rabia por mordeduras y la consecuente atención médica.

Ahora un grupo de reconocidos médicos especialistas proclaman que el 90 por ciento de los medicamentos que se le vende a la gente son falsos. La cifra luce un poco exagerada, porque de ser cierta estaría el muerto al pecho en el país.

El primer rebote de la denuncia le toca al Ministerio de Salud Pública, pero el que tiene que atrapar la pelota y devolverla al cuadro es la industria farmacéutica.

Es a los fabricantes o importadores de medicamentos que se les está acusando de estafar a los pacientes y si se toma la cifra del 90 por ciento, hay que concluir que todos los de la industria farmacéutica están en el mismo saco.

Una acusación de ese calibre no soporta que el silencio sea la respuesta.

Las autoridades de Salud Pública le salieron al frente por la parte que le toca como órgano  regulador del sector.

Pero las industrias farmacéuticas, incluyendo las transnacionales, tienen el deber de demostrar lo contrario, porque  callar es    otorgar.