Según mi parecer los sectores progresistas no deben tomar partido en la actual crisis interna del Partido de la Liberación Dominicana –PLD-.

El antileonelismo visceral llevó a algunos voceros del sector democrático a estimular al presidente Medina a lanzarse a la reelección.

Ahí están las opiniones de algunos analistas para probar que a veces ese alineamiento se hizo en forma poco menos que evidente.

A fin de cuentas, el Presidente cedió a la tentación del continuismo y como era previsible, la primera y más inmediata consecuencia ha sido la profundización del malestar en su propio partido.

Se ha arreciado el enfrentamiento y el forcejeo entre dos grupos poderosos.

Quien no se maneje con prudencia está expuesto a parcializarse con uno de ellos en una lucha en la cual la izquierda nunca tendría ganancia de causa. Una dirigente de una ONG me dice que lo pertinente es aprovechar la crisis para llamar a una constituyente electa por voto popular, y hacer una reforma constitucional a fondo.

De entrada, esto sería decirle que sí a la reforma que promueven los reeleccionistas y olvidar algo más esencial aún.

Una constituyente por voto popular no se logra en frío, metida de golpe en medio de las implicaciones de la crisis de un partido.

En cambio, siempre será el resultado de un esfuerzo sostenido, basado en una fuerte corriente de opinión que ahora no existe.

Tampoco hay condiciones para crearla antes de mayo del año entrante.

Así que hacerle concesión a la reforma en las condiciones presentes, así sea a nombre de una consigna justa como la de la constituyente, es precisamente lo que las fuerzas avanzadas debieran evitar.

Tengo para mí que, ahora con más veras, lo aconsejable es trazar una orientación con miras propias.

Recogerla en un programa político para la acción política, y no desviarse de ese norte, prestarle más atención a su propio quehacer y su crecimiento, que a los conflictos entre los adversarios.

Mantener la independencia, guardar la distancia, sin alinearse ni indirectamente siquiera con cualquiera de los sectores enfrentados y llevar a la alta política la sentencia que en la vida común le oí a don Leoncio Tirado, un agricultor de la costa arriba, quien en determinadas situaciones solía decirles a sus semejantes que el que duerme en el medio no pelea por sábana.