Este sábado 29 de octubre definitivamente ha marcado un antes y después en la historia política española con la investidura de Mariano Rajoy como presidente del Gobierno en minoría simple, tras casi un año con un Gobierno en funciones (315 días), y dos elecciones generales fallidas.

Y me atrevo a decir que marca un antes y después, primero por lo antes expuesto, y segundo porque la crucial y difícil abstención del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) en la votación del debate de investidura, fue lo permitió que el Partido Popular (PP), una fuerza política de derecha pudiera gobernar nuevamente España. Ya que al no alcanzar la mayoría absoluta de diputados que son quienes eligen al mandatario, necesitaba obligatoriamente la abstención de al menos 12 diputados de la bancada socialista, de lo contrario se hubiese tenido que convocar a unas terceras elecciones, en las que el partido socialista según pronósticos hubiese quedado muy mal parado.

Efectivamente la citada abstención del PSOE ya la habíamos pronosticado en el artículo anterior sobre la crisis interna que protagoniza ese partido después de la dimisión obligada de su secretario general, Pedro Sánchez, quien defendía el no a la investidura de Rajoy y que tras el hecho la organización socialista quedó en mano de una gestora.

El mandato decidido por el Comité Federal socialista fue la abstención en la segunda votación de investidura. Acción que trajo como consecuencia que el mismo día de la votación de investidura el exsecretario general, Pedro Sánchez renunciara a su escaño de diputado, por un lado para no desobedecer al partido, y por otro para no ir en contra de sus principios.

Finalmente Rajoy fue investido presidente por segunda ocasión, gracias a los votos a favor de los diputados de su partido, y los de las organizaciones políticas de Ciudadanos, Coalición Canaria, UPN y Foro, lo que dio como resultados 170 votos a favor, 111 en contra y 68 abstenciones. Entre los votos en contra se encuentran los de 15 diputados socialistas que rompieron la disciplina del voto impuesta por su partido y votaron no.

La realidad es que este nuevo mandato de Mariano Rajoy significa que tendrá que gobernar en minoría parlamentaria, donde estará obligado a pactar acuerdos en la cámara. De manera que no le será fácil imponer sus leyes y reformas en el Congreso. Dicha situación deja abierta la interrogante de la duración de su legislatura? Pornuestra parte, sin temor a equivocarnos,entendemos que ante las dificultades que se le avecinan para gobernar en minoría,pronosticamos que será un mandato de corta duración.

No podemos concluir este artículo sin antes resaltar otro escenario que entendemos digno de destacar durante la investidura, se trata del  protagonizado por miles de manifestantes en los alrededores del Congreso, que se dieron cita para decir no a la nueva legislatura de Mariano Rajoy. La cual contó con el apoyo directo de las organizaciones políticas de Podemos e Izquierda Unida.

Finalmente el reto del PSOE, la principal fuerza política“opositora” que ha quedado sumergida en una crisis interna, será defender una oposición firme, y como dije también en mi artículo anterior, tendrá que apostar a la unidad interna,replantearse una estrategia política con el objetivo de recuperar los votantes que ha perdido por un lado, y por el otro lado conquistar otros electores.