El PRM ante una gran prueba

El PRM ante una gran prueba

El PRM ante una gran prueba

Rafael Chaljub Mejìa

Con motivo de su venidera convención nacional, el Partido Revolucionario Moderno –PRM- tiene ante sí la obligación de demostrar que dejó atrás los vicios históricos del Partido Revolucionario Dominicano, y que es realmente un partido nuevo y positivamente distinto.

La dirección del PRM hizo bien al rechazar las designaciones de dirigentes acordadas en arreglos y reparticiones en las alturas y al decidirse, en cambio, por escoger sus principales autoridades mediante la libre elección de la militancia.

Vamos a ver en qué medida la lucha entre los aspirantes a la presidencia de la República y sus respectivas tendencias lleva o no las tensiones al extremo, hasta entorpecer el proceso convencional.

Hay que ver, igualmente, si la elevada cantidad de pretendientes a la presidencia del partido es un signo del interés en participar y hacer diversas las opciones o es, por el contrario, una señal del desbordamiento del afán por ganar posiciones en el PRM como sucedió muchas veces en el PRD.

Ya han sonado los nombres de Andrés Bautista como aspirante a la reelección, de mi hermano Jesús Vásquez –Chu-, Orlando Jorge Mera, Jesús Feris Iglesias, Geanilda Vásquez, José Ignacio Paliza, doña Milagros Ortiz Bosch, entre otros.

En este proceso hay en juego cosas muy esenciales.

Las autoridades electas tendrán sobre sus hombros la pesada misión de culminar la organización y la institucionalización de un partido que al instante de anunciar su nacimiento tuvo que enfrentarse a las exigencias de una campaña electoral.

Los nuevos dirigentes tendrán que recuperar el tiempo que, por las demandas de la campaña, no pudieron dedicar a consolidar la organización y regularizar su vida interna.

Tendrán que trabajar duro en el plano político para afirmar al PRM como fuerza principal de la oposición.

Ponerlo en condiciones de elegir sin mayores traumas los candidatos a las elecciones de 2020 y junto a esto contribuir a la unidad de la oposición, sin la cual no hay cómo enfrentar exitosamente el continuismo peledeísta.

Y al final tienen el supremo desafío de hacer un papel airoso en las cruciales elecciones de 2020.

De como se enfrenten esos retos podrá entonces deducirse si estamos ante un partido nuevo y realmente moderno o si por el contrario, estamos ante el mismo PRD con otro nombre. Y el actual proceso convencional es el primero de todos esos grandes retos.



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