En el Partido de la Liberación Dominicana los generales se manejan como en las verdaderas potencias de la Guerra Fría, que se muestran las garras pero no se atacan.

Saben que el ataca a uno puede provocar la destrucción de los dos, por lo que prefieren darse abrazos aunque sean de osos.

Los coroneles son los que con frecuencia no entienden la estrategia de los generales y le provocan, como Cuba en 1963, crisis de misiles.

A veces a la OTAN o el Pacto de Varsovia le toca aplacar a los exaltados, aunque sean de ellos mismos, pues en el PLD no hay China que valga, ya que todos en su momento tienen que aliarse a uno de los dos polos.

El Comité Político del PLD se ha convertido en una especie de Consejo de Seguridad donde solo hay dos votos con poder de veto, pues el único que se atrevió ir a la guerra en contra de los dos generales fue aplacado y sacado del escenario.

Los demás solo han amenazado, pero cuando ven los misiles se repliegan y buscan refugio en la esfera de uno de los dos grandes.

En el PLD la cortina es transparente, pero también es de hierro.