El orgullo de ser Pedro Martínez

El orgullo de ser Pedro Martínez

El orgullo de ser Pedro Martínez

La República Dominicana escribe, a través del deporte, su segunda página de oro en la historia del béisbol de Grandes Ligas. El pelotero Pedro Martínez entró por la puerta de los inmortales al Salón de la Fama de Cooperstown.

Hizo algo normal que han hecho a través de los años otros peloteros: jugar béisbol, pero hizo lo que otros no hicieron. Puso el corazón, su mente y gran dedicación en su trabajo.

Así, a través de estas cualidades se creció hasta alcanzar la estatura que solo conquistan los hombres de pensamiento noble, de sentimientos puros y de adelantada visión y perseverancia.

Salía en cada partido al terreno de juego con la compañía de todo un pueblo que siempre estuvo a su lado en el ascenso de su carrera hasta conquistar, con los honores de hoy, el apelativo de Pedro el Grande; y junto a otro grande e inmortal: Juan Marichal, constituyen el dúo que mayor satisfacción ha dado al país y al efervescente mundo del béisbol.

El gobierno dominicano tomó la voz, la emoción y el amor de todo un pueblo para felicitar a Pedro Martínez, en virtud de una carrera aquilatada a través de 18 años en el béisbol de las Grandes Ligas.

Una historia de superación que traspasó las fronteras y los uniformes que vistió de los Dodgers de Los Ángeles, Expos de Montreal, Medias Rojas de Boston, Mets de Nueva York y los Filis de Filadelfia.

El inmenso e inconmensurable orgullo dominicano hoy habita el cuerpo de Pedro Martínez. Felicidades.

 



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