Santo Domingo.- Hace  cinco años que la mayoría de las cárceles dominicanas eran antros de corrupción y almacenes de seres humanos vivos. Los conflictos y  riñas caracterizaban  la mayoría de los recintos penales, bajo el dominio de bandas y el trasiego de drogas, así como el dinero fácil y la ley del más fuerte entre los detenidos.

Las transformaciones se vienen haciendo desde hace cinco años, con la puesta en marcha del denominado nuevo sistema penitenciario que contribuye a mejorar las condiciones humanas y regenerativas de los internos, ofreciéndoles, como dice el procurador general de la República, Radhamés Jiménez,  una segunda oportunidad para que puedan insertarse a la sociedad como personas dignas y en capacidad productiva.

Este fenómeno se ha logrado en la práctica en las cárceles de San Felipe de Puerto Plata,   Elías Piña,   Femenino de Najayo, en San Cristóbal; Dajabón, Mao, Monte Plata y Haras Nacionales, en Santo Domingo. 

El próximo jueves se incorporará a este modelo también la cárcel de San Pedro de Macorís.

La Procuraduría General de la República ha conseguido que en estos centros no predominen los enfrentamientos con armas ni el dinero, y así lo testimonian los propios condenados y preventivos, quienes califican como positivo su proceso de regeneración y la capacidad productiva adquirida durante su reclusión, por lo que logran insertarse con éxito a la sociedad.

Los internos trasladados a estos recintos son sometidos a una profunda evaluación para determinar sus aptitudes y determinar si califican para su ingreso, el cual incluye equipos de psicólogos y especialistas en la conducta humana.

En vez de la vagancia y la inactividad del viejo sistema penal, ahora los reclusos tienen la oportunidad de alfabetizarse y de aprender algún oficio.

“El proceso de transformación del sistema penitenciario dominicano es el más serio y consistente esfuerzo que se ha realizado en la historia del país”, afirma Jiménez Peña.

El plan  será extendido a las cárceles de San Pedro de Macorís, Moca (femenino y masculino) y Baní (femenino y masculino).  El jueves  se inaugura  la primera etapa del Centro de Corrección y Rehabilitación de San Pedro de Macorís, con una inversión superior a los  RD$60 millones, y con capacidad para 324 internos.

Nuevo modelo
En los últimos años la Procuraduría General de la República, a través de la Escuela Nacional Penitenciaria, ha trabajado arduamente en la aplicación del nuevo sistema en Vista al Valle de San Francisco de Macorís y la cárcel de Rafey (femenino y masculino).

Según el procurador Jiménez Peña, el  nuevo modelo se caracteriza por respetar la digna humana y la regeneración de los internos.

Esta experiencia la mostró el funcionario al director del periódico EL DÍA, Rafael Molina Morillo; al director de prensa de Teleantillas, Juan Bolívar Díaz, y al jefe de redacción de “Hoy”, Claudio Acosta, quienes observaron los avances logrados en el nuevo modelo durante el recorrido y al conversar con los reclusos.

Dos nuevos recintos
El Gobierno comenzará en los próximos meses la construcción de dos centros penitenciarios en la provincia Santo Domingo, con una inversión todavía no especificada, que implicará la eliminación  de las operaciones de la cárcel de La Victoria, que el Procurador general, Radhamés Jiménez, favorece sea eliminada o destruida.

 Uno de esos centros será levantado en Palavé, en el municipio Santo Domingo Oeste, y el otro en la zona rural de Haras Nacionales, en  Santo Domingo Norte, con capacidad para 4 mil reos.

Internos producen alimentos y reciben capacitación
La situación ahora es diferente al pasado en el Centro de Rehabilitación y Corrección de Vista al Valle, de San Francisco de Macorís. Hay 517 internos (317 condenados y 194 preventivos), muchos de ellos se dedican a actividades productivas, ya que opera un  invernadero de 600 metros y una granja avícola con 536 gallinas que producen 480 huevos diarios. El invernadero está en plena producción de ajíes, con cuatro huertos y 8 tareas con otros cultivos agrícolas.

 Allí hay talleres de ebanistería y una panadería. Los beneficios son otorgados a los internos.

La producción es utilizada para consumo de los internos y el personal que labora en el recinto, y la venta en el economato que funciona en dicho centro, el cual tiene otras facilidades.

En los demás centros también se dedican a otras actividades productivas. La Procuraduría General cuenta con el apoyo del Infotep, en el proceso de capacitación de los reclusos.