El negocio del hambre

El negocio del hambre

El negocio del hambre

 Nueva vez el pueblo haitiano está siendo sometido mediante el hambre.

Huevos y pollos producidos en nuestro  país son impedidos de entrar a territorio haitiano para favorecer negocios de comerciantes que los traen de otras latitudes.

Al no poder competir con los precios de este lado de la frontera se han inventado una falsa enfermedad. Quienes ambicionan enriquecerse no valoran la vida humana.

 A nosotros nos aplican medidas semejantes, bajo el rótulo de proteger al productor criollo  muchos  bienes de primera necesidad son adquiridos por los dominicanos pobres a precios criminales. La codicia no tiene alma, como tampoco tiene nacionalidad. 

Debe existir un infierno terrible para quienes matan a sus prójimos de hambre para acumular dinero.

Quizás -es mi fantasía- tenerlos eternamente cocinándose en oro fundido y que  rueguen a quienes asesinaron por la miseria que les pongan un dedo en sus lenguas mojado de agua fresca- ¡la imagen es del Evangelio!

 Quienes en este contexto reclaman a Trujillo son tan criminales como esos comerciantes y los políticos que les amparan. Haitianos y dominicanos hemos tenido enemigos comunes –

Trujillo fue uno- a lo largo de nuestra historia, que nos han sojuzgado, con  la violencia y el  hambre, y que estimulan que nos enfrentemos en una guerra fratricida.

 Hoy más que nunca la unidad de ambos pueblos se demanda para enfrentar sus verdugos, los de la isla y los de fuera de nuestras costas. Necesitamos unidad, conciencia y sagacidad política.



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