El título de este artículo nos traslada, con tan solo enunciarlo, al celebrado libro de ficción filosófica de Jostein Gaarder “El mundo de Sofía” (1991) que cuenta sobre un juvenil personaje que, de la mano de un misterioso filósofo, lleva a cabo un excepcional viaje por la historia del pensamiento occidental a través de reflexiones en torno a los grandes maestros del saber y sus ideas, que arrancan con simples, pero, a la vez profundas preguntas (¿Quién eres? y ¿De dónde vienes?), desde los presocráticos y los griegos clásicos hasta la Edad Media, el Renacimiento y la Modernidad.

Esta obra se ganó el favor de la crítica y del público desde su primera edición, alcanzando millones de ejemplares vendidos en más de 54 lenguas.

En 1997, el pensador Otto A. Böhmer publicó “El diccionario de Sofía”, una importante herramienta para una mejor comprensión del mundo de ideas que fue descubriendo mediante extrañas cartas la adolescente Sofía.

En 1999 la novela se llevó al cine, con el mismo título, bajo la dirección del también noruego Erik Gustavson.
Sin embargo, no es de esa Sofía Amundsen, personaje de catorce años de edad del escritor escandinavo, a la que va a referirse este Carpe Diem.

Se trata, más bien, de una niña dominicana, de apenas ocho años de edad, pero, de preclara inteligencia, sensibilidad y vivacidad.

El pasado día 19 de enero, mientras su padre la llevaba al colegio, llamó por teléfono a su madre, que se encontraba en un viaje de trabajo en Europa, y desde que esta le contestó, la niña le dijo, con profunda frustración y mucho pesar: “Mami, ¡mañana se acaba el mundo!”.

“Pero, ¿por qué piensas eso, mi niña?” le responde su madre. “Porque Donald Trump va a empezar a gobernar en Estados Unidos.

Y él ha dicho que va a eliminar a los hispanos, que los va a expulsar de su país, y que con él habrá una nueva era en la que su nación volverá a dominar el mundo. Tengo miedo”.

La madre, muy preocupada, le dice que no piense de ese modo, que son cosas que se comentan en los medios de comunicación; que habría que esperar a que inicie su mandato el presidente norteamericano electo.

Luego, maternalmente interroga a la niña acerca de por qué ha despertado con ese temor. La Sofía dominicana le responde: “Porque quiero que el mundo viva en paz, mami”.

Una niña de ocho años, que cursa el segundo de básica está temerosa de lo que el gobernante norteamericano ha prometido al mundo: nacionalismo retrógrado a ultranza (doctrina Monroe: “América para los americanos”; “América primero”); racismo xenófobo, en una nación construida por inmigrantes; proteccionismo económico frente a un mundo globalizado y desregulado; populismo amenazante; postura antieuropea, contraria a las instituciones de equilibrio en el mundo como la OTAN y los tratados económicos internacionales; evocación del machismo y la misoginia en un mundo de conquistas en equidad de género; rechazo a los discapacitados y a los homosexuales como entes sociales; desprecio del papel de la prensa; ignorancia ante la gravedad del calentamiento global y el cambio climático, y la absurda pretensión, entre otras, de sembrar de muros la frontera con México, cuando la era digital instaura un orden sin fronteras físicas, de comunidades virtuales.

La estrategia económico-política y social del nuevo inquilino de la Casa Blanca rezuma tanto odio, que una niña teme que ese, lleno de pesimismo e incertidumbre, vaya a ser su mundo. Hay que tratar de que el mundo de Sofía no sea un interrogante sin respuestas esperanzadoras.