Las miradas del mundo democrático deben fijarse en Venezuela. Un régimen que se niega a hacer elecciones, que usurpa las funciones de los poderes del Estado que no les son dóciles, apresa a los opositores, reprime con violencia a los manifestantes y una larga lista de desmanes más es el que gobierna a esa nación suramericana.

Venezuela no vive en democracia.

Nicolás Maduro y su régimen se han apartado por completo del modelo democrático.

Decenas de personas han muerto en las calles de esa nación por ataques de las fuerzas policiales o de milicias armadas por el propio gobierno de Nicolás Maduro.

Un concierto de países de América, del cual República Dominicana se ha excluido, han pedido a la Organización de Estados Americanos que actúe para que en Venezuela se vuelva a instaurar un sistema en el que se respete la voluntad popular, los derechos de los ciudadanos y que las instituciones se apeguen a su legalidad.

Sin embargo, el gobierno de Nicolás Maduro se resiste a abandonar sus prácticas antidemocráticas.

Pareciera que la actual camarilla que gobierna a Venezuela quiere un baño de sangre para justificar sus acciones violentas.

Cientos de miles de venezolanos han tenido que abandonar su país huyendo de la profunda crisis política, social y económica propiciada por el actual régimen.

Los dominicanos estamos llamados a ser solidarios con el pueblo venezolano y repudiar a un gobierno que como el de Nicolás Maduro se ha apartado de los más elementales principios democráticos.